jueves, 14 de febrero de 2013

Envío de setenta y dos discípulos


Lucas añade este segundo envío, donde Jesús dice ya entonces que la mies es mucha y los obreros pocos. Pocos lo son ahora también y en estos días de cuaresma donde la oración debe ocuparnos de singular manera, hemos de tener en cuenta estas necesidades de la Iglesia, poniéndoselas a Dios en sus manos, para que administre las nuestras y nos encienda el corazón misionero de una tarea que nos concierne a todos. De hecho, cabe tener en cuenta que ya no son sólo los Doce, sino un número importante, más representativo, el que Jesús envía a proclamar la inminencia del reino.


Reflexión

La sinceridad

La cuaresma nos emplaza a que vivamos la justicia de Dios de más intensa manera. Hay que ayunar con sinceridad, unidos a las privaciones de Jesús pobre en el evangelio; hemos de imitar su compasión con los necesitados mediante la limosna a gente que la necesita; importa sentirnos cercanos al Padre dialogando con él en la oración y considerando la palabra de la que Jesús es lenguaje perfecto de Dios.


Rincón poético

 EN LA ENCRUCIJADA

Dudar es no saber, cuando el camino

llega al enigma de una encrucijada,
qué horizonte, qué flecha
hay que poner ante tus pasos.
Y hay que pulsar el viento 
y consultar a la nube que pasa decidida,
al gavilán de ensortijadas uñas,
sabedores del mapa de la tierra.
Pierde su misteriosa condición
si se añaden pistas
determinantes de destinos ciertos. 
La encrucijada verdadera
es un interrogante turbador,
afluencia sagrada
de empresas peregrinas.
Conducen al romero
por las estepas de la soledad
a la devota ermita empinada en la cumbre,
donde ya el corazón lleva en el pecho 
como un exvoto su agradecimiento.
Un peregrino pasa
por el lugar;
él sabe mucho y canta
este cantar:
No todos los caminos 
van a la ermita;
desde la encrucijada,
dos se extravían.
No preguntéis a nadie
que ruta elijas.
Nadie te dirá nada,
por más que insistas.
El viento se detiene
si se fatiga;
la nube alega sólo
que tiene prisa.
¿Y el gavilán?
El gavilán se ha ido.
No volverá.

(De La verdad no tiene sombra)

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