jueves, 7 de febrero de 2013

De dos en dos

      Quienes un día han de llevar la fe de Cristo a todos los rincones de la tierra,  son ya quienes lanzan la semilla del mensaje evangélico entre sus contemporáneos
     El tema de su predicación es el mismo que ocupa las preocupaciones de Jesús, dar a conocer a todos que el reino de Dios ya está ahí y que su presencia nos emplaza a todos a dar una cabal respuesta mediante la conversión a Dios y la fe en el mensaje salvador de Cristo. El gozo de los apóstoles a su regreso muestra la satisfacción que produce siempre la obra bien hecha.
     Que no nos falte a nosotros la alegría de sabernos testimonio vivo de la presencia de Jesús en el mundo, es nuestra manera de predicar a Cristo.


Reflexión

Voto por el libro de siempre

    Me resisto a admitir que el libro tradicional impreso tenga los días contados y tienda a desaparecer arrumbado por los modernos soportes electrónicos y las ediciones informáticas de la prensa diaria. El tacto directo de ese libro, ese darse la mano con material contacto, no tiene cabal traducción a ningún receptáculo memorístico más o menos “megalítico”. El nuevo instrumental para lectura de libros, reproduce frases, párrafos, artículos, pero no se deja ver en su conjunto, carece de volumen, de esa entidad táctil y visual del libro de siempre. No hay como leer en libro entre las manos, y suspender la lectura cuando le peta a uno, dejando una señal entre dos páginas. No y no.


Rincón poético

ESTE INVIERNO INHÓSPITO

Este invierno implacable
no tiene prisa
por evacuar en urna de cenizas
su rigor, su coraje
de arañar enconado la corteza
durmiente de la vida.
El invierno no sabe
el gozo de vivir, de amanecer
vivo cada mañana. Lleva puesto
el sabor de la muerte en su estructura
y huele a lirio amortajado
su aliento. No está lejos
del frío solitario de la tierra
que cultiva de noche el cementerio,
el de sus manos yertas,
que gobiernan los vientos,
que ponen nieve en la aterida cumbre
y endurecen los charcos. No dialoga
con nadie ni sabría. No hay amigos
afables en su entorno. Su lenguaje
para consigo mismo es la apatía
avinagrada del silencio.

(De La verdad no tiene sombra)

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