viernes, 15 de febrero de 2013

Viernes después de ceniza: El ayuno

Esta es la versión de Mateo sobre el ayuno. 
Jesús explica que una nueva alianza entre Dios y su pueblo sellada con la sangre del Codero de Dios que será Jesús, dará de lado a las antiguas voces, y ahora es la palabra de Dios, personalizada en Cristo, quien establece una nueva ley, porque vinos nuevos exigen odres nuevos.
La alegría del Reino ha irrumpido ya en el mundo y se opone a las normas penitenciales de los hombres, como la de los fariseos sobre el ayuno. Ya vendrán días en que los seguidores de Cristo practiquen el ayuno, desde la naturalidad, desde la sinceridad, una vez que falte él.
O sea, mientras Jesús esté con los suyos, la alegría de su presencia impide toda muestra de tristeza. No es la tristeza lo que nos define a los cristianos, sino, en cuaresma, las renuncias bautismales y al pecado, lo que hay que afirmar con nuestra vida y nuestro empeño por ser y estar con Jesús.


Reflexión

El papa se baja de la barca de Pedro

 Benedicto XVI, alegando que sus fuerzas sufren notable merma, se retira del solio pontificio este miso mes y se dedicará a la oración. Todos los medios de comunicación han emitido la noticia destacando su coherencia y su gran personalidad de la que  ha dado pruebas sobradas. La Iglesia pierde a un sabio que ha venido estudiando y haciendo ver la interrelación existente entre fe y razón
Que Dios nos depare otro papa santo y sabio como él.




















Rincón poético

EL MISIONERO RETIRADO

Toda una vida dando
de comer a los peces en tu río,
toda la vida apacentando serpientes venenosas
al acecho en la selva inextricable
y voraces pirañas de frenético instinto.
Toda una vida dándote a migajas,
toda una vida repartiendo
pedazos dolorosos
de compasión a los demás y ahora,
ya sin tempo -lo diste-,
regresas cabizbajo, 
vuelves envejecido,
y sin piedad para contigo mismo,
te sientes derrotado: ya no puedes
dar más, ya no te queda
nada, todo lo has dado
y es como si los peces te mordieran,
las serpientes hincaran 
su veneno en tus venas 
y desgarraran a mordiscos
tu carne las voraces pirañas de tu río. 
¿Nunca notaste que mientras te dabas, 
se te iba dando Dios a manos llenas , 
y dadivoso aún,
está siempre contigo?
No te maltrates. Sigues dándote
con desusado ahínco.

(De La verdad no tiene sombra)

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