viernes, 1 de febrero de 2013

La semilla que germina sola

Esta parábola se inscribe en el grupo de las llamadas el crecimiento, donde están la del sembrador; la de la semilla que cae en campos diversos, y ésta de la semilla que crece sola.
    En la parábola del sembrador y en la de la siembra de la semilla, es el hombre el que actúa, ante la gracia de Dios que es la palabra; en esta otra, es la semilla misma la que crece, porque la fuerza de la gracia tiene la vitalidad misma de Dios
    La tierra es la bondad del hombre. Y en su crecimiento se advierten la asimilación interior por parte del hombree, y la transformación espiritual consiguiente. La tierra buena fructifica siempre y el fruto es la respuesta de la bondad del hombre a la vitalidad de la gracia, propia del mensaje de Cristo. A todos nos corresponde propagarlo para que llegue a todos. Crezcamos poco a poco en gracia y amor de Dios, para hacer crecer a los demás con nuestro influjo.


Reflexión

La intuición

    Se dice que el género poético es una forma de conocimiento sublimado de la realidad.
Un modo de desvelar el misterio intrínseco de las cosas mediante la intuición, en vez de la deducción reflexiva. El ojo clínico del médico es el atavismo intuitivo del médico que entrevé el daño que aflige al enfermo. El matemático usa de modo espontáneo la intuición, al momento de adivinar la solución de un problema. La intuición es lo que dota al inventor de su condición de alumbrar novedades exclusivas.
    No es otro el recurso que eleva el poema al nivel figurado con que la realidad se transfigura recreándola. La delicada intuición de la belleza hace poeta al hombre inspirado que sabe expresar esa moción intuitiva.


 Rincón poético

EL VINO QUE DEGUSTAN LAS PALABRAS

El vino que atesora
una barrica vieja se degusta
pausadamente;
se paladea la exquisitez de un fruto
y el gesto primoroso
de una caricia. ¿No hay palabras
delicadas, gustosas
palabras dichas deliciosamente
como se dice un beso?
¿Esconde la belleza
su corazón al embeleso,
en el arrobo arrebolado
de una puesta de sol 

inesperadamente bella?
Tampoco en el hechizo
de unas palabras que acicala
la exquisitez de un sentimiento.
Hay una espada de oro, recamada
de estremecida luz, en esa frase
con que borda el cariño
los latidos, a veces desbordados,
con que el amor pronuncia su victoria.
Las palabras, también.
Es el vino maduro, apasionado,
el vino que degustan las palabras.

(De La verdad no tiene sombra)

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