martes, 26 de febrero de 2013

La ostentación

    Jesús es la verdad y es comprensible entonces que ame la sinceridad, como el atributo más apropiado de su expresión. La mentira convertida en careta que falsea la conducta ante los demás, es repelente. En repetidas ocasiones, dedicará su prédica a la corrección de las falsas maneras.
     A la sinceridad se oponen los falsos modos de la hipocresía. Una y otra vez corregirá a cuantos, instaurados como regidores de la práctica religiosa, presten a la ostentación todos sus cuidados y les preocupe tanto parecer, en vez de ser lo que parecen, sobre todo cuando por oficio les corresponde además patentizar las verdades escuetas de Dios. Es una contradicción: un mentiroso dedicado a encomiar las verdades de Dios.
    Amemos a Jesús, porque amando la verdad, la sinceridad será nuestro más preciado atributo.


Reflexión


 El planeta Kepler- 370 

   Los adelantos técnicos, aplicados convenientemente a la astronomía, están favoreciendo el descubrimiento de planetas cada vez más cercanos al nuestro. No hay que esforzarse mucho para ver entre líneas un oculto deseo de colonizar el cosmos, para lo que es imprescindible contar con planetas donde sea factible vivir. Y ahí es donde está el mayor de los obstáculos. Kepler-370 carece de agua, es sólido, pura piedra, y queda a una distancia que alcanza los 210 años luz respecto a la tierra. Con ser el más pequeño de los planetas conocidos, mide el doble que la tierra y sus polos carecen del casquete de hielo que viste Marte como una boina blanca.


  Rincón poético

    MI CALLE

Mi calle no es la misma
que yo viví de niño.
La aprisionan ahora
escuetos edificios
de verticalidad
que roza el desatino.
Ya no hay la claridad
que daba al infinito,
ni está la misma gente
ni el tráfico es el mismo.
Un bullicio de coches
instaura su dominio
en lo que fue palestra
del juego de los niños.
¿Quién juega ya en la calle?
Nada aquí tiene sitio,
ni ascienden calle arriba
tranvías amarillos
agitando chirriantes
su manojo de ruidos.
Qué sucio que está el aire;
y el hombre, qué vacío.
Mi calle no es la misma
que entonces; lo repito.


(De La verdad no tiene sombra)

No hay comentarios:

Publicar un comentario