miércoles, 27 de febrero de 2013

Beber el cáliz de su sangre


    La Pasión salvadora de Jesús no es sólo un camino pedregoso y sangrante que ha de recorrer él angustiosamente; también nosotros hemos de participar de sus quebrantos redentores cargando como solícitos cireneos con su cruz; es ése el cáliz de amargo vino que hemos de gustar con él, si queremos el favor de una vida de amor interminable junto al Padre más allá de la vida. Ser cristiano es ser como fue Cristo, repitiendo en nosotros el testimonio de la fe que él enseñó y vivió.

Reflexión

El simbolismo de la copa o cáliz  


     Brindar alzando la copa pudo ser la motivación que consagra ese gesto jubiloso como símbolo de todo lo eminente, sobre todo referido a Dios, en el lenguaje bíblico: Alzaré la copa de mi salvación, se dice en el salmo 16, y también,de Yahvé, que asegura la parte de mi herencia y de mi copa, cap. 16.En Isaías se dice: Le quitaré de la mano la copa del vértigo, y en Zacarías, c. 9, se habla de la copa de aspersiones; y en el Apocalipsis, cc. 16 y 17, figura la copa llena de abominaciones, y la copa del vino del furor, entre otros ligares.
    Jesús pregunta a sus discípulos si son capaces de beber del cáliz que él beberá y en la última cena consagra el vino de su sangre y da de beber a todos de su copa.  


Rincón poético

ALIÑA TUS RECUERDOS

Cuando recuerdas una calle, un rostro,
un banco en un rincón del parque,
aquella luz verdosa entre los árboles
de tu niñez,
estás abriendo el álbum donde queda
impreso tu pasado, jubiloso
o lamentable. Es como regresar
a ti mismo viviéndote de nuevo,
observando a distancia como fuiste,
quizás también cómo pudiste ser.
El día de mañana volverás
a vivir este trozo
de vida que ahora mismo estás viviendo.
Piénsalo bien, vive tan cuidadoso,
adereza con bien tu tiempo ahora
y haz tu vida de modo,
que llegado el momento,
consigas recordarte gratamente.
Eres ya responsable
del cariz de los días que te quedan.

 

(De La verdad no tiene sombra)

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