lunes, 26 de abril de 2010

La elegancia

La elegancia es el estilo armonioso de la disposición de los elementos de un conjunto, que visten modos de ser, personas y cosas.
La esbeltez de un ciprés es elegante, un gesto de fina ternura, la nobleza de que se inviste un señor o una señorita, son elegantes. Lo encarna un aroma sutil. El vuelo casi estable del águila y el reposo silencioso de un claustro monacal, irradian elegancia.
La elegancia es fruto del buen gusto; nace de él como de su fuente, a la manera como la rosa de un rosal rozagante. Una persona que viste u obra con exquisito tacto, es elegante. Y se dice igualmente de la iglesia que ha unido justa proporción y belleza en su conjunto, lejos de todo exceso ornamental. La Iglesia de San Francisco es elegante, dentro de su sobriedad y buen porte arquitectónico. Y, cómo no, se dice igualmente de la calidad de vida espiritual de una persona, cuando ajusta con noble naturalidad la cuidada sensibilidad de su conducta a la belleza interior de la vivencia cristiana. En este caso, tiene mucho que ver la delicadeza mental del individuo y la espontaneidad de su testimonio de fe, que es donde florecen los modos de pensar y de sentir.

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