sábado, 10 de abril de 2010

Las devociones particulares

Hay devotos para todos los gustos. La devoción es la forma más sensible de la piedad. La devoción es un sentimiento piadoso que califica a las personas propensas a venerar a Dios y a los santos, desde el respeto y el amor. A menudo, se centra en un aspecto particular de la vivencia piadosa. Se es devoto de la Virgen del Rosario, de san Juan de la Cruz, de santa Emerenciana.
No siempre la devoción acompaña a la vivencia espiritual de la fe incluso en personas consagradas de por vida a Dios en el retiro silencioso del claustro. Santa Teresa sufrió esta sequedad de espíritu como si se tratase de una propensión al despego de Dios. Personas sencillas de escasa formación evangélica, gozan del don edulcorante de una fiel devoción a tal o cual advocación piadosa, pero no gustan de ir a misa. Hay algo ahí que cruje y desafina.
Una piedad mal entendida conduce a preferir la devoción particular a la vivencia central de la eucaristía o la escucha de la palabra.
Cúbranos Dios con el óleo de la piedad más honda y sincera a los santos misterios de nuestra fe, para vivir nuestra espiritualidad, a plena satisfacción, en la práctica de los mandatos evangélicos y en la comunión con Cristo en el pan y el vino.

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