A lo largo del trayecto que traza a cada persona nuestra la biografía particular, hay circunstancias que nos determinan de modo inevitable. A menudo, son otras personas las que nos condicionan y encauzan nuestro destino por derroteros nunca antes hollados ni imaginados por nosotros. Casi podemos decir, de global manera, que, por eso, en la vida de cada uno, hay una línea imaginaria, en un determinado momento, que la divide en dos partes.
Se me ocurre esta disgresión con referencia san Francisco, que consideró todo esto con mucha claridad y detenimiento. Habla alguna vez de aquella lejana etapa juvenil suya, “en que andaba en pecados”. Y después de un intervalo de tiempo en que anduvo titubeante buscando la dirección exacta que enfocara el sentido de su conversión, es un grupo inicial de seguidores suyos los que, un día, acuden a él para andar en su compañía y vivir pobres como vive él. Era la vivencia inicial de un horizonte impensado lleno de posibilidades. Él mismo definirá esa nueva etapa así resuelta diciendo: Cuando el Señor me dio hermanos...
Son, así, sus seguidores quienes determinan lo que va a ser y en lo que se va a convertir en lo sucesivo el santo: cabeza de un conjunto de frailes que se dilatará con fuerza por todas partes, en vida del Francisco, como torrente que se desborda, como una poderosa erupción de conversión evangélica imparable en el tiempo. Es la aparición del franciscanismo en el corazón mismo de la Edad Media. Un movimiento renovador que cambia y dinamiza el cristianismo inmóvil del siglo XIII, devolviéndole al hombre la ilusión de vivir el evangelio como lo vivió la primitiva iglesia naciente, muerto y resucitado Jesús.
Francisco ha determinado, a su vez, de igual modo, el sesgo que han venido tomando cuantos se ilusionan por vivir la vida, al modo de Francisco, desde los valores que predica Jesús en su evangelio, todavía hoy.
martes, 31 de agosto de 2010
lunes, 30 de agosto de 2010
La procesión de los cagones
Es uno de los acontecimientos anuales más simpáticos de la vida religiosa local.
Los franciscanos y un grupo inicial de devotos salen en procesión, desde la Iglesia de San Francisco, antes de atardecer, portando la imagen de los Santos Mártires Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato, y llegados al centro de la ciudad, recogen en primer lugar, ante el Ayuntamiento, al Señor Alcalde y la corporación municipal, para pasar seguidamente a hacer lo mismo con el Sr. Obispo o, en su ausencia o defecto, al Vicario episcopal, como en este caso. Y se procede ya al regreso hacia la iglesia franciscana.
Durante el trayecto, van integrándose, uno tras otro, a la procesión los niños de más tierna edad, como en nueva afluencia de vida y porvenir, cuyos carritos empujan sus padre. Llegados que son al convento, se celebra la misa, sin faltar las felices muestras de la presencia juguetona de los pequeños, siempre inquietos: unos lloran, otros gritan o corretean por la nave, hay quien ríe travieso escapando de las manos temblorosas del abuelo, mientras los más duermen ajenos a todo, envueltos en su propio silencio.
Se conmemora así el favor singular de nuestros Mártires, durante una epidemia que atacaba a los niños de la ciudad, en el siglo XVII, que morían descompuestos y deshidratados, sin posible curación en tan dura y lejana ocasión. Sin embargo, los niños que accedían al brocal del Pozo de los Mártires, excavado por ellos en el siglo XIII, al beber del agua, recuperaban la salud prodigiosamente.
Había sido la Corporación precisamente la que rogó ya entonces sacar las reliquias de los santos, en procesión, para atajar tan fatal epidemia, y en agradecimiento, se viene celebrando desde entonces esta festividad, conocida vulgarmente como la procesión de los cagones, razón por la que es al Alcalde y Corporación es a quienes recoge primero la procesión, devolviéndoles su feliz protagonismo.
Que los Mártires sigan mirándonos benévolamente a todos los que conmemoramos sus inexcusable intercesión.
Los franciscanos y un grupo inicial de devotos salen en procesión, desde la Iglesia de San Francisco, antes de atardecer, portando la imagen de los Santos Mártires Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato, y llegados al centro de la ciudad, recogen en primer lugar, ante el Ayuntamiento, al Señor Alcalde y la corporación municipal, para pasar seguidamente a hacer lo mismo con el Sr. Obispo o, en su ausencia o defecto, al Vicario episcopal, como en este caso. Y se procede ya al regreso hacia la iglesia franciscana.
Durante el trayecto, van integrándose, uno tras otro, a la procesión los niños de más tierna edad, como en nueva afluencia de vida y porvenir, cuyos carritos empujan sus padre. Llegados que son al convento, se celebra la misa, sin faltar las felices muestras de la presencia juguetona de los pequeños, siempre inquietos: unos lloran, otros gritan o corretean por la nave, hay quien ríe travieso escapando de las manos temblorosas del abuelo, mientras los más duermen ajenos a todo, envueltos en su propio silencio.
Se conmemora así el favor singular de nuestros Mártires, durante una epidemia que atacaba a los niños de la ciudad, en el siglo XVII, que morían descompuestos y deshidratados, sin posible curación en tan dura y lejana ocasión. Sin embargo, los niños que accedían al brocal del Pozo de los Mártires, excavado por ellos en el siglo XIII, al beber del agua, recuperaban la salud prodigiosamente.
Había sido la Corporación precisamente la que rogó ya entonces sacar las reliquias de los santos, en procesión, para atajar tan fatal epidemia, y en agradecimiento, se viene celebrando desde entonces esta festividad, conocida vulgarmente como la procesión de los cagones, razón por la que es al Alcalde y Corporación es a quienes recoge primero la procesión, devolviéndoles su feliz protagonismo.
Que los Mártires sigan mirándonos benévolamente a todos los que conmemoramos sus inexcusable intercesión.
domingo, 29 de agosto de 2010
Una de termitas
Una termita es un bichejo ínfimo de minúsculo tamaño, pero terriblemente voraz en el silencio oscuro de la madera. Su tarea es silenciosa y paciente, casi hipócrita, capaz de convertir un valiosísimo artesonado mudéjar en un montón de asqueroso serrín.
Y ahora sucede que también una sola termita puede convertirse a su vez en un valiosísimo ejemplar insólito, al aparecer inmersa en un trozo de ámbar como el que acaban de descubrir en Sant Just, Utrillas, del que se hacen eco los paleontólogos de todo el mundo. Ha permanecida atrapada en la transparente resina la friolera de 110 millones de años, de modo que ya ha merecido un nombre que designe a tan raro ejemplar, único en el mundo, Aragonitermes teruelensis (turolensis sería más apropiado).Un ejemplar perteneciente a un género desconocido, del que se ha preservado sólo un ala. Es suficiente.
Millones de años sin poder ensayar un simple aleteo, pero ha cruzado imparable la inmensidad del tiempo hasta nuestros días. Lupas, ojos escrutadores, microscopios electrónicos, rivalizan por estudiar su perfil anatómico con ávido interés. Ya no está sola. ¿Quién le diría a una termita insignificante, retenida por unas diáfanas gotas de resina en la piel de un árbol, que, desde un día impensado, será ya para siempre la diana científica de investigadores y curiosos?
Y ahora sucede que también una sola termita puede convertirse a su vez en un valiosísimo ejemplar insólito, al aparecer inmersa en un trozo de ámbar como el que acaban de descubrir en Sant Just, Utrillas, del que se hacen eco los paleontólogos de todo el mundo. Ha permanecida atrapada en la transparente resina la friolera de 110 millones de años, de modo que ya ha merecido un nombre que designe a tan raro ejemplar, único en el mundo, Aragonitermes teruelensis (turolensis sería más apropiado).Un ejemplar perteneciente a un género desconocido, del que se ha preservado sólo un ala. Es suficiente.
Millones de años sin poder ensayar un simple aleteo, pero ha cruzado imparable la inmensidad del tiempo hasta nuestros días. Lupas, ojos escrutadores, microscopios electrónicos, rivalizan por estudiar su perfil anatómico con ávido interés. Ya no está sola. ¿Quién le diría a una termita insignificante, retenida por unas diáfanas gotas de resina en la piel de un árbol, que, desde un día impensado, será ya para siempre la diana científica de investigadores y curiosos?
sábado, 28 de agosto de 2010
Susan Boyle
Susan Boyle es una afamada cantante escocesa que se dio a conocer sorprendentemente en un concurso televisivo. Susan se confiesa católica practicante y está a punto de consumar un sueño, cantar para el Papa Benedicto XVI, ante quien interpretará la canción que la llevó desde el desempleo a la fama. Un periodista de ABC reparaba en el contraste de su aspecto “entre sencillo y extravagante”; más que sencillo, que sí, yo diría descuidado y vulgar. Pero el arco potente de su voz es brillante y bien timbrado, de modo que cuando canta, se transfigura.
Desde la ilusión, proclama que es una ocasión única que no va a desperdiciar, por lo que se siente cristianamente orgullosa. Y junto con la canción que la encumbró hasta la cima de los mejores, interpretará también un himno religioso donde dar rienda suelta a su emoción cristiana, How Great Thou Art.
Que Dios te bendiga, Susan.
Desde la ilusión, proclama que es una ocasión única que no va a desperdiciar, por lo que se siente cristianamente orgullosa. Y junto con la canción que la encumbró hasta la cima de los mejores, interpretará también un himno religioso donde dar rienda suelta a su emoción cristiana, How Great Thou Art.
Que Dios te bendiga, Susan.
viernes, 27 de agosto de 2010
Una sola termita
Una termita es un bichejo ínfimo de minúsculo tamaño, pero terriblemente voraz en el silencio oscuro de la madera. Su tarea es silenciosa y paciente, casi hipócrita, capaz de convertir un valiosísimo artesonado mudéjar en un montón de asqueroso serrín.
Y ahora sucede que también una sola termita puede convertirse a su vez en un valiosísimo ejemplar insólito, al aparecer inmersa en un trozo de ámbar como el que acaban de descubrir en Sant Just, Utrillas, del que se hacen eco los paleontólogos de todo el mundo. Ha permanecida atrapada en la transparente resina la friolera de 110 millones de años, de modo que ya ha merecido un nombre que designe a tan raro ejemplar, único en el mundo, Aragonitermes teruelensis (turolensis sería más apropiado).Un ejemplar perteneciente a un género desconocido, del que se ha preservado sólo un ala. Es suficiente.
Millones de años sin poder ensayar un simple aleteo, pero ha cruzado imparable la inmensidad del tiempo hasta nuestros días. Lupas, ojos escrutadores, microscopios electrónicos, rivalizan por estudiar su perfil anatómico con ávido interés. Ya no está sola. ¿Quién le diría a una termita insignificante, retenida por unas diáfanas gotas de resina, que, desde un día impensado, sería la diana científica de todo tiempo por venir?
Y ahora sucede que también una sola termita puede convertirse a su vez en un valiosísimo ejemplar insólito, al aparecer inmersa en un trozo de ámbar como el que acaban de descubrir en Sant Just, Utrillas, del que se hacen eco los paleontólogos de todo el mundo. Ha permanecida atrapada en la transparente resina la friolera de 110 millones de años, de modo que ya ha merecido un nombre que designe a tan raro ejemplar, único en el mundo, Aragonitermes teruelensis (turolensis sería más apropiado).Un ejemplar perteneciente a un género desconocido, del que se ha preservado sólo un ala. Es suficiente.
Millones de años sin poder ensayar un simple aleteo, pero ha cruzado imparable la inmensidad del tiempo hasta nuestros días. Lupas, ojos escrutadores, microscopios electrónicos, rivalizan por estudiar su perfil anatómico con ávido interés. Ya no está sola. ¿Quién le diría a una termita insignificante, retenida por unas diáfanas gotas de resina, que, desde un día impensado, sería la diana científica de todo tiempo por venir?
jueves, 26 de agosto de 2010
¡Albricias!
Una grata noticia que acabo de leer y saborear: la agencia católica de noticias Zenit informa que el Papa, cuyo primer volumen sobre Jesús de Nazaret fue un sonado éxito de aceptación en diversas lenguas, tiene acabado y en fase de traducción a otras lenguas el segundo volumen sobre la vida de Jesús, que se centra en su muerte y resurrección. Saldrá a la venta el día 13 de marzo del año próximo, coincidiendo con la primera semana de cuaresma. Y está ya trabajando en un tercer volumen dedicado a la infancia de Jesús. Quiere decirse que el proyecto teológico abarcará las tres fases de la vida de Jesús: infancia, enseñanza, muerte y resurrección, si bien el orden de aparición de estas tres partes no siguen esa misma línea de desarrollo.
La actualidad visión teológica del evangelio, la sutil penetración con que trata Benedicto XVI su estudio y la apropiada claridad de su expresión, avalan de antemano la esperada aceptación de este inminente tratado que ahora de nos predice y auguramos provechoso.
¡Albricias!
La actualidad visión teológica del evangelio, la sutil penetración con que trata Benedicto XVI su estudio y la apropiada claridad de su expresión, avalan de antemano la esperada aceptación de este inminente tratado que ahora de nos predice y auguramos provechoso.
¡Albricias!
miércoles, 25 de agosto de 2010
Dios está ahí
Hoy día, para muchos, no es fácil creer. Hay un cerco de impiedad en torno nuestro, un insistente empeño en borrar todo indicio de creencia cristiana en la prensa, en la calle, en proyectos políticos, en los libros, todo muy bien organizado, y no parece sino que a los fautores de la trama organizadora les va mucho en tan innoble empeño.
Se ataca al creyente con encono y se tienden trampas y señuelos que desvíen al joven de todo compromiso con Dios, como el sexo, la diversión peligrosa y facilidades para el aborto impune que rozan el desprecio a la inteligencia. Entienden que en un mundo acanallado, Dios no tiene espacio.
Pero Dios está. Está en el corazón de los que le necesitan y comulgan con Cristo. A Dios no se le puede desterrar del abrazo crucificado de la verdad.. Y no hay que andar mucho para dar con él si uno se lo propone. En realidad, es él el primero en echar a andar hacia el encuentro. De hecho, está viniendo siempre. Viene paso a paso, sin hacer ruido, casi sin ser notado, y hay que descubrirlo a tiempo, para no ser sorprendidos.
Está viniendo siempre, cada día, a cada hora. Y hasta podemos no ver, pero si prever, discernir, los signos de su venida.
Viene en mi trabajo, en mis horas de ocio y distensión, en mi descanso. Viene a través de tal o cual persona que dice o hace algo que despierta en mí un buen pensamiento, viene en una noticia impresionante, en la lectura sana de un libro, en un suceso imprevisto.
Vayamos nosotros en marcha constante hacia él, que está ahí, a la vuelta de la esquina.
Se ataca al creyente con encono y se tienden trampas y señuelos que desvíen al joven de todo compromiso con Dios, como el sexo, la diversión peligrosa y facilidades para el aborto impune que rozan el desprecio a la inteligencia. Entienden que en un mundo acanallado, Dios no tiene espacio.
Pero Dios está. Está en el corazón de los que le necesitan y comulgan con Cristo. A Dios no se le puede desterrar del abrazo crucificado de la verdad.. Y no hay que andar mucho para dar con él si uno se lo propone. En realidad, es él el primero en echar a andar hacia el encuentro. De hecho, está viniendo siempre. Viene paso a paso, sin hacer ruido, casi sin ser notado, y hay que descubrirlo a tiempo, para no ser sorprendidos.
Está viniendo siempre, cada día, a cada hora. Y hasta podemos no ver, pero si prever, discernir, los signos de su venida.
Viene en mi trabajo, en mis horas de ocio y distensión, en mi descanso. Viene a través de tal o cual persona que dice o hace algo que despierta en mí un buen pensamiento, viene en una noticia impresionante, en la lectura sana de un libro, en un suceso imprevisto.
Vayamos nosotros en marcha constante hacia él, que está ahí, a la vuelta de la esquina.
martes, 24 de agosto de 2010
Los beneficios de la peatonalización
Avanza resueltamente el proyecto municipal de ir peatonalizando el casco viejo de la ciudad, estrechas callejas que disputan al viandante el uso y dominio de las mismas.
Cuando éramos niños, antes de que la gente diera en matarse impunemente en una confrontación estéril, a campo abierto, exiguo entonces el parque automivilístico de las ciudades, la calle era el lugar habitual de los juegos de los niños. ¡Cualquiera lo intenta temerariamente hoy día! Ahora, en algunos sitios, ni siquiera se goza de una acera lo suficientemente amplia y segura como para no tener que descender a la calzada, donde ese sendero adosado a las casas no pasa de ser una cinta sutil, más que útil simbólica. El coche es el dueño y señor de la ciudad, circulando o aparcado, y en todo caso, restando espacio al sufrido ciudadano.
Recuperemos algo de lo que nunca debimos apearnos. Una ciudad turística como la nuestra, debe pasearse con natural descuido y comodidad, gozosamente.
Cuando éramos niños, antes de que la gente diera en matarse impunemente en una confrontación estéril, a campo abierto, exiguo entonces el parque automivilístico de las ciudades, la calle era el lugar habitual de los juegos de los niños. ¡Cualquiera lo intenta temerariamente hoy día! Ahora, en algunos sitios, ni siquiera se goza de una acera lo suficientemente amplia y segura como para no tener que descender a la calzada, donde ese sendero adosado a las casas no pasa de ser una cinta sutil, más que útil simbólica. El coche es el dueño y señor de la ciudad, circulando o aparcado, y en todo caso, restando espacio al sufrido ciudadano.
Recuperemos algo de lo que nunca debimos apearnos. Una ciudad turística como la nuestra, debe pasearse con natural descuido y comodidad, gozosamente.
lunes, 23 de agosto de 2010
El cuarto oscuro
Recientemente, un entrevistador decía que en el flamenco hoy algo de cuarto oscuro. El cuarto oscuro es esa rincón temeroso de la casa del que huyen los niños, porque la oscuridad les atemoriza. En sentido metafórico, es una bella imagen que alude a ese ámbito inexplicable que envuelve con su oscuridad el misterio. Porque el misterio existe, sobre todo si reparamos que es misterio todo lo desconocido que nos sobrecoge y no acertamos a explicar. Lo presentimos como algo abstracto y perturbador que carece de línea que lo delimite. Lo adivinamos, lo atisbamos, pero es indefinible y escurridizo, carece de un perfil que lo conforme.
Misteriosa e inquietante es la presencia divina, cuando el hombre se acerca tanto a él o él al hombre, que inevitablemente se le eriza la piel al más pintado, algo que, por perturbador, Dios no gusta de inducir en nosotros. Lo prueba la prevención hecha a Moisés de que no se acerque tanto, la delicadeza con que el ángel aquieta el corazón azarado de María: No temas, María. Lo prueba el cuidado con que Dios templa contra el miedo a quienes se revela. No temáis, se apresura a contener Jesús a sus discípulos, aterrorizados, en mitad de la noche, en el lago, encendido con su aparición súbita.
No temáis. Dios no se nos muestra así a todos ni todos los días. No temáis, aun así, daros de bruces con él un día, impensadamente. Lo más aconsejable es no apartarse nunca de él, para que su inminencia misteriosa nos resulte siempre, de tan amistosa y habitual, doméstica, cercana, amorosa.
Misteriosa e inquietante es la presencia divina, cuando el hombre se acerca tanto a él o él al hombre, que inevitablemente se le eriza la piel al más pintado, algo que, por perturbador, Dios no gusta de inducir en nosotros. Lo prueba la prevención hecha a Moisés de que no se acerque tanto, la delicadeza con que el ángel aquieta el corazón azarado de María: No temas, María. Lo prueba el cuidado con que Dios templa contra el miedo a quienes se revela. No temáis, se apresura a contener Jesús a sus discípulos, aterrorizados, en mitad de la noche, en el lago, encendido con su aparición súbita.
No temáis. Dios no se nos muestra así a todos ni todos los días. No temáis, aun así, daros de bruces con él un día, impensadamente. Lo más aconsejable es no apartarse nunca de él, para que su inminencia misteriosa nos resulte siempre, de tan amistosa y habitual, doméstica, cercana, amorosa.
domingo, 22 de agosto de 2010
La vida tiene una cerca
Jesús en su evangelio gusta darle al término puerta sabor simbólico. Es un término recurrente en él. ¿Dónde ponemos esa puerta que se abre y se cierra con muy distinto signo? Veamos.
La vida tiene una cerca sólo abierta hacia delante. No podemos ir ni hacia atrás ni hacia los lados, y el futuro, esa única puerta franca, está ahí mismo y nos arrolla a veces con incontenible empuje. Tal vez resulte triste recordarlo, porque hay verdades que sí amargan. Lo corriente es pasarles por encima el borrador del olvido para tacharlas y nos hacemos cuenta falaz de que, olvidadas, ya no están.
La vida tiene un límite, una puerta al final que hemos de franquear entre agobios o batir de palmas. Habrá quien se coja con vehemencia al último hilillo de vida y entrará de espaldas en el reino de la Vida; otros, con gozo, alborozados, porque descubrirán al punto gozosos la luz que nunca se apaga. Para éstos no hay límite, cerca ni sobresaltos; casi ni puerta que pueda cerrárseles: hay un puente levadizo.
Hay tiempo todavía, pensamos con descarada indiferencia. Y dejamos para más tarde lo que urge ya ahora mismo. Pero, bueno, ¿y qué hay que hacer? Muy sencillo: ponerse a buenas con Dios, amable compañero de viaje siempre. Ir hacia él ya desde ahora acendrando nuestra cercanía y solidaridad con el hombre, darse a su servicio, que es la cortesía cristiana de quien, ante todo, al asearse, lo hace en el espejo que es Cristo.
Nada más. Lo demás se nos dará por añadidura.
La vida tiene una cerca sólo abierta hacia delante. No podemos ir ni hacia atrás ni hacia los lados, y el futuro, esa única puerta franca, está ahí mismo y nos arrolla a veces con incontenible empuje. Tal vez resulte triste recordarlo, porque hay verdades que sí amargan. Lo corriente es pasarles por encima el borrador del olvido para tacharlas y nos hacemos cuenta falaz de que, olvidadas, ya no están.
La vida tiene un límite, una puerta al final que hemos de franquear entre agobios o batir de palmas. Habrá quien se coja con vehemencia al último hilillo de vida y entrará de espaldas en el reino de la Vida; otros, con gozo, alborozados, porque descubrirán al punto gozosos la luz que nunca se apaga. Para éstos no hay límite, cerca ni sobresaltos; casi ni puerta que pueda cerrárseles: hay un puente levadizo.
Hay tiempo todavía, pensamos con descarada indiferencia. Y dejamos para más tarde lo que urge ya ahora mismo. Pero, bueno, ¿y qué hay que hacer? Muy sencillo: ponerse a buenas con Dios, amable compañero de viaje siempre. Ir hacia él ya desde ahora acendrando nuestra cercanía y solidaridad con el hombre, darse a su servicio, que es la cortesía cristiana de quien, ante todo, al asearse, lo hace en el espejo que es Cristo.
Nada más. Lo demás se nos dará por añadidura.
sábado, 21 de agosto de 2010
Teruel versus Alcañiz
Teruel, capital de provincia, y Alcañiz, tierra adentro de la misma, son las dos poblaciones de más numerosa población. A menudo, parece advertirse como un atisbo de rivalidad entre ellas en el encono por superarse. Alcañiz ha estrenado un trazado automovilístico, Motorland, que concita corredores de todo origen y promociona la restauración, el hospedaje y la mejora de comunicaciones. Y Teruel está a punto de estrenar un flamante aeropuerto, en Caudé, que se ha convertido en el parking más capaz de cuantos se conocen. Son claros signos de progresión.
Y de pronto una noticia desequilibrante: la natalidad desciende a ojos vista en la capital, mientras crece felizmente en Alcañiz. Una noticia con dos caras contrapuestas, negativa y hasta deplorable la una; alentadora la otra.
Ni qué decir tiene que el progresivo envejecimiento de nuestras poblaciones reclama a gritos urgente relevo de nueva vida que vigorice un futuro cada vez más incierto. ¡Albricias por Alcañiz, por su tendencia sana y reconfortante!
Y de pronto una noticia desequilibrante: la natalidad desciende a ojos vista en la capital, mientras crece felizmente en Alcañiz. Una noticia con dos caras contrapuestas, negativa y hasta deplorable la una; alentadora la otra.
Ni qué decir tiene que el progresivo envejecimiento de nuestras poblaciones reclama a gritos urgente relevo de nueva vida que vigorice un futuro cada vez más incierto. ¡Albricias por Alcañiz, por su tendencia sana y reconfortante!
viernes, 20 de agosto de 2010
El chirimbolo
Los filólogos, que son gente especializada en hurgar en los entresijos de la lengua, llaman archisemema a un determinado número de palabras clave de amplio sentido, que abarcan en su denominación un conjunto de términos subsidiarios, implícitos en el sentido más abierto de dicho vocablo señero. Por ejemplo: el verbo hacer, acogería bajo sus alas como gallina clueca, a todos los verbos que signifiquen llevar a cabo una actividad cualquiera, como trabajar, producir, obrar, labrar, ejecutar, realizar, elaborar, forjar, efectuar, etc. Y en el sector de los sustantivos, la palabra cosa comprendería todos los objetos posibles. Y entre esos objetos, hay un vocablo que, a su vez, haría de archisemema subalterno, como vasallo suyo, de más reducido sentido: chirimbolo.
Su uso ordinario, poco preciso y un tanto descuidado de esa palabra, se referiría a cualquier trasto. Un cachivache cualquiera sería un chirimbolo, y así es como decimos de un micro: ¿Quién ha puesto aquí este chirimbolo? E igualmente, sobre la presencia incómoda de un cortacésped en lugar inadecuado donde estorba, protestaríamos: ¡Llévate de aquí este chirimbolo.
Creo no equivocarme si añado que al uso de semejante engendro lingüístico, solemos darle cierto matiz despectivo, y sustituimos la palabra de significación propia, micro, cortacésped, aparato, por esa otra más innoble, más abstracta y displicente. El hecho es que un amigo ha adquirido un sofisticado disco duro inalámbrico, y ahora, acostumbrado a usar discos DVD para archivar sus escritos, no sabe qué hacer con semejante chirimbolo.
Su uso ordinario, poco preciso y un tanto descuidado de esa palabra, se referiría a cualquier trasto. Un cachivache cualquiera sería un chirimbolo, y así es como decimos de un micro: ¿Quién ha puesto aquí este chirimbolo? E igualmente, sobre la presencia incómoda de un cortacésped en lugar inadecuado donde estorba, protestaríamos: ¡Llévate de aquí este chirimbolo.
Creo no equivocarme si añado que al uso de semejante engendro lingüístico, solemos darle cierto matiz despectivo, y sustituimos la palabra de significación propia, micro, cortacésped, aparato, por esa otra más innoble, más abstracta y displicente. El hecho es que un amigo ha adquirido un sofisticado disco duro inalámbrico, y ahora, acostumbrado a usar discos DVD para archivar sus escritos, no sabe qué hacer con semejante chirimbolo.
jueves, 19 de agosto de 2010
La verdad y su apariencia
A menudo, la apariencia interpreta mal la realidad de las cosas. El cielo parece azul, pero sólo es azul la atmósfera que nos envuelve, al actuar como un cristal coloreado, no así el cielo, el espacio vacío con sus estrellas, que queda más allá.
A otro nivel más profundo, esa disparidad puede revestir cierta gravedad. Y así, cuando una misma cosa admite ser contemplada desde los ojos espléndidos de Dios y los nuestros, tan superficiales y mezquinos a veces, se presta a discernir la excelencia de la verdad y su apariencia. Y la apariencia de la verdad puede llegar a ser engañosa. Sucede así en el doble uso de la palabra justicia, a la que solemos conceptuar desde el sentido bíblico, la justicia de Dios, y el que le damos desde la cultura greco latina, la justicia distributiva.
En la Escritura este último concepto no existe. Pero sí en los evangelios, contrapuestas ambas perspectivas. La justicia de Dios es la armonía entre los deseos de Dios y los nuestros. Ese ajuste de voluntades hace justo a la persona que se identifica con todo lo que quiere Dios de ella.
En el evangelio de Mateo hay un pasaje que lo prueba con plena clarividencia, donde se encuentran contrapuestos ambos sentidos de la justicia: está la viña, que simboliza el pueblo escogido, a la que el dueño, que es Dios, envía jornaleros a diversas horas del día, desde la mañana a la tarde. Dios pagará lo mismo a unos y a otros. Y nace la doble consideración del hecho, la divergencia de criterios desde ambos puntos de mira, el de Dios y el los hombres.
Los jornaleros contratados al amanecer, se sienten injustamente discriminados ante la desigualdad de la retribución. Un encuadre de la esplendidez del comportamiento divino que no se aviene con la mirada rastrera del hombre, ya que Dios retribuye según la medida de su gratuidad y no en función de nuestros méritos.
La paga de Dios es la salvación, que no admite grados, obra gratuita de Dios, y ese acceso al gozo infinito de su presencia eterna, es gratuito, de modo que él llama sin cesar a toda hora y reparte su beneficio por igual a todos.
Una misma cosa, vista desde la divina consideración y la nuestra, no tiene por qué coincidir, porque no se compaginan siempre bien la verdad de Dios y su apariencia, que confunde la visión del hombre poco avisado. Para vislumbrar las cosas de Dios, es excusado decir que los ojos de la fe tienen mayor profundidad de foco.
A otro nivel más profundo, esa disparidad puede revestir cierta gravedad. Y así, cuando una misma cosa admite ser contemplada desde los ojos espléndidos de Dios y los nuestros, tan superficiales y mezquinos a veces, se presta a discernir la excelencia de la verdad y su apariencia. Y la apariencia de la verdad puede llegar a ser engañosa. Sucede así en el doble uso de la palabra justicia, a la que solemos conceptuar desde el sentido bíblico, la justicia de Dios, y el que le damos desde la cultura greco latina, la justicia distributiva.
En la Escritura este último concepto no existe. Pero sí en los evangelios, contrapuestas ambas perspectivas. La justicia de Dios es la armonía entre los deseos de Dios y los nuestros. Ese ajuste de voluntades hace justo a la persona que se identifica con todo lo que quiere Dios de ella.
En el evangelio de Mateo hay un pasaje que lo prueba con plena clarividencia, donde se encuentran contrapuestos ambos sentidos de la justicia: está la viña, que simboliza el pueblo escogido, a la que el dueño, que es Dios, envía jornaleros a diversas horas del día, desde la mañana a la tarde. Dios pagará lo mismo a unos y a otros. Y nace la doble consideración del hecho, la divergencia de criterios desde ambos puntos de mira, el de Dios y el los hombres.
Los jornaleros contratados al amanecer, se sienten injustamente discriminados ante la desigualdad de la retribución. Un encuadre de la esplendidez del comportamiento divino que no se aviene con la mirada rastrera del hombre, ya que Dios retribuye según la medida de su gratuidad y no en función de nuestros méritos.
La paga de Dios es la salvación, que no admite grados, obra gratuita de Dios, y ese acceso al gozo infinito de su presencia eterna, es gratuito, de modo que él llama sin cesar a toda hora y reparte su beneficio por igual a todos.
Una misma cosa, vista desde la divina consideración y la nuestra, no tiene por qué coincidir, porque no se compaginan siempre bien la verdad de Dios y su apariencia, que confunde la visión del hombre poco avisado. Para vislumbrar las cosas de Dios, es excusado decir que los ojos de la fe tienen mayor profundidad de foco.
miércoles, 18 de agosto de 2010
El joven rico
El rigor de la austeridad no tiene ni por asomo sitio en la opípara y ruidosa mesa de los potentados. Se puede brindar por los sobrios beneficios de la austeridad, pero ella no brinda, porque es abstemia.
Es altamente significativo que un joven rico, acostumbrado a no privarse de nada, temeroso no obstante de Dios a quien respeta y a cuyos deseos trata de asimilar los suyos, pretenda alcanzar la perfección de su conducta, sin mover ficha. No repara en que una cosa es la bondad y otra la perfección que supone llevar a la cúspide de todo primor esa bondad.
Al entender contrariado el joven rico que dicha perfección conlleva volcar en la cuneta del desprendimiento sus riquezas, descubre asombrado que no quiere ser perfecto, y entonces agacha la cabeza entristecido y se aleja de Jesús lentamente, con quien hubiera querido convenir cómodamente.
El peligro de toda ensoñación es empeñarse en hacerla realidad, y sucede que cuando el hombre intenta dar con lo que no puede alcanzar, convierte en sueño su propia ambición, “ y los sueños sueños son”.
Es altamente significativo que un joven rico, acostumbrado a no privarse de nada, temeroso no obstante de Dios a quien respeta y a cuyos deseos trata de asimilar los suyos, pretenda alcanzar la perfección de su conducta, sin mover ficha. No repara en que una cosa es la bondad y otra la perfección que supone llevar a la cúspide de todo primor esa bondad.
Al entender contrariado el joven rico que dicha perfección conlleva volcar en la cuneta del desprendimiento sus riquezas, descubre asombrado que no quiere ser perfecto, y entonces agacha la cabeza entristecido y se aleja de Jesús lentamente, con quien hubiera querido convenir cómodamente.
El peligro de toda ensoñación es empeñarse en hacerla realidad, y sucede que cuando el hombre intenta dar con lo que no puede alcanzar, convierte en sueño su propia ambición, “ y los sueños sueños son”.
martes, 17 de agosto de 2010
El Puente de San Francisco
Para el hombre primitivo tuvo que resultar una necesidad imperiosa tener que salvar un río por medio de troncos o cordajes. El puente de San Francisco tiene también su historia que se pierde en la oscuridad del tiempo. Y uno de los episodios más bestiales es el de su voladura en los años infelices de la contienda civil.
Disponemos de varias fotografías que nos permiten contemplar cómo queda el puente, dinamitado durante el asedio de la ciudad para impedir la toma de la ciudad por el adversario. No se ajusta entonces a ese intento lo del refrán: A enemigo que huye, puente de plata.
Se trataba de un puente de hierro de los que, tras las experiencias del ingeniero francés Eiffel, cundieron acercando orillas por los ríos españoles, y que aquí relevaba a otro anterior de madera, según la costumbre, obtenida de troncos de pino escogido en bosques de Albarracín.
El puente enlazaba el antiguo acceso de la carretera de Cuenca con el casco de la población. Concluida la guerra, el ejército instaló un puente pontonero sustituido luego por una pasarela, en paralelo con el malhadado puente de La equivocación.
De nuevo disponemos de un puente similar al antiguo de hierro, cerrado al tráfico, exclusivamente peatonal, que restaura y ambienta en parte el antiguo paisaje fluvial.
lunes, 16 de agosto de 2010
Por los años de 1930 en el Convento de San Francisco
Sentados, de izquierda a derecha, PP. Ángel Ortolá, Luis Mestre, Francisquito, Cipriano Ibáñez (Guardián), Margarit y Luís Ángel. De pie, de izquierda a derecha, P. Leonardo Mira, desconocido, Fr. David Mulet, P. Luis Torres, Fr. Pascual Cominches, P. Pascual Fortuño (beato) y desconocido.
Por devoto o por ex colegial, todavía quedan personas que recuerdan a religiosos de aquella fraternidad. Nadie de cuantos le conocieron olvidan la figura popular del P. Franciquito, el del caramelo interminable siempre a punto. Otros nos recuerdan al P. fray Leonardo Mira, por su sencillez y bondad, que con el tiempo, ejercería de Guardián de la Comunidad y tuvo que hacer frente al desastre descorazonador que desconcertó la vida comunitaria, destrozados colegio y convento y martirizados algunos de sus miembros, como fray David Mulet y el P. fray Pascual Fortuño.
Tampoco resulta fácil borrar la efigie exacta del P. fray Luis Mestre, hombre de profunda espiritualidad, recatada vida y cuidada rectitud, en quien recaería el cargo de Ministro Provincial. Excelente profesor de latín y preceptiva literaria, además de poeta, se reveló el P. fray Luis Ángel. La avidez de la divina presencia y el coraje en la defensa de su fe han llevado a alguno a los altares, como el P. fray Pascual Ortuño.
Quienes alternaron con ellos, saben de las secuelas que una represión despiadada ocasiona en el ánimo más recio, roto el equilibrio y la ponderación, como le ocurriría al P. fray Luis Torres. No tachemos con ligereza de nuestra memoria histórica particular a aquellos frailes, cuya sencillez y bondad marcaron pautas de bien hacer en la vida cuantos les conocieron.
domingo, 15 de agosto de 2010
Las rutas equivocadas del pensamiento
Los filósofos, desde el retiro de su arduo discurso, como quien no hace nada, van abriendo a la mente las rutas del pensamiento, y el pensamiento los de la historia. El pensador nos esclarece el pasado y nos instala en el presente. Y obramos en consecuencia, al adoptar el punto de vista que nos proponen, desde donde entender el mundo. Pero el pensamiento filosófico no siempre es inocuo ni certero, y así nos va. Ocurre que, en ocasiones, al viejo tren se le desvía de su ruta acostumbrada en dirección equivocada y peligrosamente desconocida.
Es así como en tierras frías y aisladas de Europa, se empezó a prescindir de Dios, cuya evidencia no se podía verificar entre microscopios y matraces, y al prescindir de Dios, se acabó por prescindir del hombre; oscurecieron así la razón, y se desdibujó el sentido común. Esto daría cuenta de muchas cosas en las que no es momento de entrar. Pero ese pensamiento vacío de todo, nos acosa sin cesar
Se comprende así mejor que empiecen a ser habituales actitudes inicuas o malsanas, como matar al supuesto adversario que no piensa como yo, en nombre de Dios; exigir a otros las libertades y derechos que esos mimos les negarán siempre a cambio; incendiar bosques asolando el paisaje y dando incluso muerte al sufrido servidor de la comunidad que acude a apagar el fragor del fuego.
No de otro modo, el papa, al visitar Inglaterra, se acercará a la fría, escarpada y seria Escocia, y ya un juez del lugar, empinado sobre sí mismo, se ha propuesto, en nombre de su propia interpretación de la ley, llevarle a los tribunales. Es una muestra chusca más del desbarajuste de disparates inconcebibles que vive el mundo.
Para muchos no es nada fácil volver a Dios. Lo hemos desprestigiado. Volver a Dios es volver a las sendas anticuadas de la bondad y de ese sentido común que cada vez lo es menos. Son los que entienden que la bondad se predica sólo a los niños.
sábado, 14 de agosto de 2010
Las sonrisas de los niños
El dibujante humorista Máximo, siempre triste y genial, pregunta con irónica inocencia en una de sus humoradas: ¿A dónde van las sonrisas de los niños cuando dejan de ser niños? Evidentemente la disimulada sonrisa del dibujante al borbotar semejante malicia, no es tan inocente como pudiera parecer. La sonrisa pura del niño cambia el matiz inocuo de su sencillez, por el talante perturbador que imprime desvelar el secreto de la propia hombría que encubría la inocencia.
Jesús mismo, estos días, nos manifestaba, desde la liturgia, su preferencia por la sonrisa pura de los niños, concretamente por su desvalida pequeñez que los asemejaba al desvalimiento del pobre, del menesteroso, del excluido, de la mujer acosada. Y es que él había tachado el esplendor de su gloria para hacerse niño pobre entre los pobres, olvidado de Sí.
Dejad que los niños sigan sonriendo en el cerco alado de su inocencia, y para eso, dejad que los niños de acerquen a él.
viernes, 13 de agosto de 2010
Las Perseidas en Teruel
Pocos cielos tan diáfanos y limpios como el que cubre Teruel, constelado de estrellas a la manera de claro rocío celeste, para contemplar a placer y con desusada nitidez la lluvia de estrellas de San Lorenzo. No deja de ser un espectáculo gratuito que conmueve nuestra sensibilidad, siempre ávida del misterio que enciende de feliz curiosidad todo lo oscuro y maravilloso.
El momento de máxima intensidad de estrellas fugaces ocurrirá desde la 11 horas, momento en que la constelación de Perseo, al norte, aparece sin ser visto desde el horizonte, a la derecha de la W de Casiopea. Se puede contabilizar un promedio de 30 trazas instantáneas de luz, que en realidad son partículas del tamaño de un grano de arroz, desprendidas del cometa Swift-Tuttle, cuando su estela, y no él, al entrar en la atmósfera, a una altura de entre 80 o 500 km., ioniza el aire emitiendo una peculiar luminosidad, como si una tiza fosforescente rayara el firmamento. La esponjosa estela sigue una línea que va desde Perseo, a la derecha de Casiopea, hacia ambas Osas, pasandoles por el medio.
Han tomado nombre de San Lorenzo por su casual proximidad en el calendario, por más que lo de lluvia es una metáfora hiperbólica referida a su cuantidad y profusión. ¡Vaya por Dios! ¡No contábamos con la opacidad de estas nubes!.
jueves, 12 de agosto de 2010
El peso específico de Teruel
La esperanza es el imperdible de los desarrapados, y Teruel lo es. Es pobre de expectativas toda ciudad que carece de fáciles comunicaciones. Teruel queda rezagada a la mala sombra de las capitales pobres en comunicaciones imprescindibles con el resto de capitales y sobre todo con Madrid. No nos engañemos: Teruel es pequeña y carece de peso específico. Toda su esperanza de mejoras no van más allá de promesas electorales que son la sequía de toda esperanza firme.
Ahora los cantos de sirena vuelven a prometer que, una vez más, se hará un estudio ambiental previo, el segundo, de la A40, la supuesta autopista que abriría Teruel hacia Cuenca y el sur, y se pide que igualmente se lleve a cabo la prometida o mentida de Monreal a Alcolea, que nos acercaría un poco más a ese lejano Madrid, capital de España.
Con los hermanos Grim soñábamos mejor, ya que no pasan de ser señuelos para incautos en tiempos preelectorales, pero la esperanza de los pobres se nutre de las migajas que caen de la mesa electoral de quienes disponen y mandan.
Por no ser menos, mi primo promete que, en su día, si sale elegido, hará navegables las lagunas de Gallocanta.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Los tatuajes
La moda es mimética por sí misma, es contagiosa. Responde a la esclavitud social que impone estar al día. La moda de los tatuajes, que como otras extravagancias, nos llegó de fuera, ha generado toda una pequeña industria de enseres, tintes, lociones y establecimientos donde se ejerce esta actividad de dejarle a uno la piel hecha unos zorros. Hay personas tan encubiertas por esta clase de tiznes, que casi no se los ve.
Si el ser humano es bello en sí mismo, también lo es la piel tersa y limpia que lo envuelve. La turgencia de la piel no necesita adorno alguno que altere su realidad protectora del cuerpo. Admitamos abiertamente los adornos tradicionales de poner y quitar que no inciden en la piel misma y que se añaden al cuerpo dándole prestancia, como pulseras y relojes u otros dijes de humilde bisutería.
La intensidad con que esta manía empuja a ensuciarse afanosamente la apariencia corporal, sobre todo entre los jóvenes, es tal, que en una ciudad tan pequeña y recoleta como Teruel, los establecimientos donde se puede uno enjoyar el cuerpo con semejante actividad encubridora del hombre, son varios.
¡Y uno que pensaba que esto de los tatuajes era un signo de atraso milenario propio de tribus indígenas de África!
martes, 10 de agosto de 2010
Lluvias a primeros de agosto
Es mucho lo que ha llovido. Que llueva más que copiosamente a primeros de agosto, ya no sorprende a nadie a quien le contraríen y entristezcan las pavorosas inundaciones que asolan torrencialmente grandes extensiones en otros países, no siempre lejanos, ocasionando numerosas pérdidas humanas, desfigurando el rostro de ciudades enteras y arrollando paisajes ubérrimos, con las consiguientes secuelas de enfermedades, desalojo, desarraigo y empobrecimiento. Todos coincidimos unánimes en apuntar al origen común de tanto desastre: el cambio climático. A cambio, la negativa inconsecuente de la sequía convierte en agostadas parameras los interminables trigales rusos, granero de Europa. Allí las lluvias se muestran tercamente avariciosas y hurañas.
Ese desequilibrio despiadado es lo que penaliza los desafueros del hombre, que ha ensuciado todo aquello que Dios había hecho bien. Es el insaciable afán económico lo que ha roto las bridas de un progreso comedido y racional. No pensamos en los beneficios de la obra estable de Dios, que merece, al menos, nuestro respeto, sino que estamos ensuciando y escupiendo en su generosa mano. Pues atengámonos a las consecuencias. Quien la hace la paga, que dice el refrán.
lunes, 9 de agosto de 2010
Los evangelios y su interpretación
Uno de los atributos del ambiente en que se mueve el Espíritu Santo es la libertad con que actúa y la que concede a quienes se dejan impulsar por él, dóciles a su voz.
He releído el pasaje evangélico de la transfiguración y advierto el diferente enfoque con que lo trata cada evangelista. El Espíritu Santo no dicta, de modo que el redactor escriba a ciegas como un autómata; el Espíritu de la verdad inspira “el misterio de Jesús y la profundidad de sus palabras”. Lo externo en el entorno en que Jesús se mueve, queda un tanto a merced de la interpretación que de esas verdades y hechos entiende que ha de darle el redactor, y esto:
- desde el sentido que esos hechos y dichos tuvieron en su momento,
- desde el que adquiere su vivencia inmediata en la primitiva comunidad cristiana,
- y la interpretación redaccional de cada evangelista, desde el más exquisito respeto a la verdad y el misterio de Cristo.
Esa interpretación enriquecedora nos ayuda a entender “el valor salvífico y de revelación que la Iglesia descubrió y nos transmitió”. Con ellos, podemos adentrarnos y desvelar más fácilmente la hondura de las verdades evangélicas. Así entiendo yo que es como lo explica un biblista conocido, al que me complazco en seguir muy de cerca, Camilo Maccise. El conjunto interpretativo de los evangelistas viene a ser como la descomposición de una misma luz en los colores diversos del arco iris.
domingo, 8 de agosto de 2010
Extranjeros en Teruel
Se reduce drásticamente el número de extranjeros en España, en general, y Teruel es un índice especialmente sensible de esa reducción, resultado inmediato de la falta de oportunidades para medrar que ocasiona la crisis económica.
Los medios estiman que la cifra de residentes foráneos en nuestras tierras ha descendido un 2,03 por ciento, en total, unos cien mil. Desciende sobre todo el número de iberoamericanos, seguidos de africanos y rumanos, y en menos cuantía los procedentes de Asia.
Teruel no podía ser una excepción, si se considera que, sobre todo aquí, faltos de una industria intensiva, era la construcción el caladero casi exclusivo donde se contrataba la mano de obra corrientemente barata de los extranjeros. Basta mirar al cielo de Teruel para comprobar el número de plumas inactivas que se alzan aquí y allá, como brazos implorantes en paro, en edificios sin concluir, cuyas obras están demandando a gritos que alguien las ponga en marcha para que el país no se oxide del todo.
¿Qué buscan ya, pues, esas pateras regazadas que intentan todavía tocar la equivocada tierra de promisión de las costas españolas, en un país donde el paro ha degenerado en una inútil e irremediable huelga interminable de brazos caídos? ¿No hay nadie que les avise? ¿Nadie que les diga que El Dorado no está aquí? Buscan desbocados remedio a su pobreza, en un país que no halla remedio a su pobreza. Que Dios nos mire compasivo
viernes, 6 de agosto de 2010
¿Y por qué no Andrés también?
Jesús se transfigura en la intimidad de tres de sus discípulos. Frente a la dificultad de hacerles comprender el misterio salvador de su muerte y resurrección, elige a sólo tres como testigos de su gloria, y no será la única vez que lo haga. Pedro Juan y Santiago, junto con Andrés, forman el núcleo inicial de sus discípulos ya en los prolegómenos de su vida pública, a instancias de Juan el Bautista. Pero, ¿ y Andrés?¿Cómo es que Andrés queda rechazado?
No hay rechazo ni entredicho alguno. Sencillamente no cabe en el número selecto de los tres. Cabe pensar aquí también en el carácter misterioso de esa cifra, ya que el tres es signo de los divinos misterios en el lenguaje bíblico.
El número tres, asociado al misterio de los enigmas, lo vemos, en el Génesis, cuando José descifra, en Egipto, el significado onírico de los sarmientos y cestas, que son los tres días que tardará el faraón en reponer en su cargo al jefe de los escanciadores reales (gen 40). De tres días disponen los filisteos para descifrar la adivinanza que Sansón les ha propuesto (Jc 14, 14).
Al pueblo de Dios, el número tres, significativo de la divina protección, les acompañará durante la travesía del desierto: Tres días irá el pueblo al desierto a ofrecer sacrificios (Ex 3). Durante tres días se cernirán tinieblas sobre Egipto (Ex 10, 22). Tres jornadas andarán portando el arca sin hacer alto en el desierto (Ném 10,33). Pero donde el número tres se multiplica, como en una manifestación especial de la proximidad divina, es en el momento crucial en que Dios cumple la promesa de abrirles las puertas de la tierra prometida: cruzarán el Jordán al cabo de tres días, desde su llegada a su orilla (Jos 2,11).
Tres días permanecerán escondidos los exploradores en Jericó (Jos 2,16). Al cabo de tres días cruzarán el Jordán los escribas (Jos 3,2). A los tres días de cerrado el pacto, se percatarán todos de que ya están en pleno Israel (jos 9,16).
También sobre David cae el peso de esa cifra misteriosa, en la triple opción que le propone el profeta Gad, entre los castigos que le esperan, de los que escoge tres días de peste, sobre tres años de hambre o tres meses de continuas derrotas (2S 24, 13-15).
En el evangelio, tres meses permanece María con Isabel, su prima, en Judá( Lc 1, 56); a los tres días hallan a Jesús sus padres, en el templo (Lc 2, 46); tres son las tentaciones que signan el triunfo de Jesús sobre la astucia diabólica ( Mc 1, 12-13).. Tres veces anuncia Mateo el misterio salvador de Jesús (Mt 16, 21-23;17, 22-23;20, 17-19). Al tercer día resucitará Jesús.(Mc 16,1-6).
jueves, 5 de agosto de 2010
¿Quién dice la gente que soy yo?
Valdría la pena hacer en nuestros días una encuesta con esa misma pregunta de Jesús a la gente. ¿Quién dice hoy la gente que es Jesús?
Mucho me temo que mucos titubearían y no sabrían qué responder. A Jesús no se le conoce y, en general, quien cree conocerlo, lo conoce mal o lo conoce apenas. Es incluso deficiente el conocimiento que tienen de él muchos cristianos. Tal vez, porque no salimos a las terrazas a gritar su nombre.
Hablamos mucho de Jesús entre nosotros, los cristianos, pero la gente no gusta demasiado que se le hable de él. Prejuicios anticlericales falsean el rostro verdadero de la Iglesia, que es el de Cristo. Es cosa de curas, arguyen desde la banalidad. De beatos. De fachas. Nos queda desmentirlo enérgicamente viviendo a Jesús y su palabra con naturalidad, con fidelidad. Si el testimonio ejemplar de nuestra vida consigue ser entendido y respetado por la nobleza y sinceridad de nuestra conducta en el mundo, en esa misma medida estaremos transparentando la verdad de Cristo y dándolo a conocer.
Es esa la levadura de la acción cristiana en el mundo de que hablaba Jesús.
miércoles, 4 de agosto de 2010
El franciscanismo en Aragón
El Reino de Aragón fue, en años remotos del siglo XIII, la cuna del franciscanismo en España, ya en vida y por disposición de san Francisco de Asís. Juan Parente, su primer Ministro provincial celebra la primera asamblea de religiosos o Capítulo, en Soria.
Ímproba tarea sería pretender dejar constancia de los miles de frailes menores, como solían llamarse, que poblaron sus conventos, hasta los funestos días de la exclaustración, fecha en que el Estado, en 1835, empobrecido por la guerra, expulsa arbitrariamente a los religiosos de sus casas y se apropia de conventos y escasas tierras que poseían, para resarcirse de sus reveses económicos, espoliando y malvendiendo el rico patrimonio nacional de sus bibliotecas e iglesias. Me he encomendado, desempolvando viejos papeles, recuperar en lo posible los nombres de aquellos santos varones que nos precedieron, sobre todo desde 1766 hasta 1801, además de un número discontinuo de eximios religiosos de quienes hablan nuestras crónicas. Su finalidad es meramente histórica para uso privado.
De alguna manera, es mi memoria histórica particular. No caben en este espacio. Enumeremos, no obstante, el nombre de los conventos que constelaban las tierras de Aragón hasta aquella fecha aciaga: En Zaragoza, el Real Monasterio de San Francisco, en lo que hoy es la Diputación, el Convento de Nuestra Señora de Jesús, al otro lado del río, y el Colegio de San Diego, en lo que hoy es la calle Cinco de Marzo. Conventos bajo la advocación de San Francisco fueron los de Tarazona, Huesca, Borja, Jaca, Barbastro, Teruel, Ejea de los Caballeros y Sariñena. Con otras advocaciones figuran los de: San Luis, de Daroca, Santa María de Jesús, de Alcañiz, San Cristóbal, de Alpartir y con la misma advocación, el de Tauste, Santa María de los Ángeles, de Híjar, Nuesttra Señora, de Monlora, San Salvador, de Pina, La Púrísima Concepción, de Ariza, San Lorenzo Mártir, de La Almunia de Doña Godina, Santa María de Jesús, de Maella, San Antonio, de Mora, la Santísima Virgen, de Mallén, Colegio Misionero de San Roque, de Calamocha y los hospicios de Zuera y de Cariñena. El de Santa Catalina, de Cariñena, destruido por los franceses, ya no se recuperó.
De todos ellos, sólo se rehabilitó el de Teruel, abriéndose al culto su iglesia el año 1903; el de San Antonio, de Mora, de propiedad municipal, ha vuelto a recuperar su antiguo aspecto del Castillo que fue del marquesado de los Fernández de Heredia.
martes, 3 de agosto de 2010
A cuenta de un manuscrito
Cada vez me persuado más de que el progreso desaforado, como el vértigo y el abismo, siembra oscuridades.
Tengo entre las manos un libro manuscrito de los años 1700 y sorprende la elegancia de los rasgos de su escritura, que sabemos fluía del extremo afilado de una pluma de ave bien cortada. Se valoraba entonces el arte de la caligrafía ejercido por cuidadosos pendolistas, que es como se llamaba a la sazón a los buenos calígrafos del momento.
Cada vez nos alejamos más del uso esmerado de nuestras manos. La cultura se va desangrando a los pies de la gananciosa economía y los avances de técnicos del ordenador sustituyen la gracia de una buena letra, ese antiguo espejo de nuestro yo.
Tal vez, no nos percatamos de que es la máquina la que desplaza la sensibilidad del hombre. Yo mismo, llevado de la comodidad, en este mismo instante, estoy escribiendo este mensaje en un ordenador de lo más insensible, para alimentar el diario personal de este artilugio tan a la mano que es un blog.
Cultivemos nuestra cultura y no se ajarán las flores que cuida la inteligencia. Volvamos a la lectura reposada de un buen libro, ese otro amigo del hombre, a la sombra de un árbol, y el disquete no vaciará el tesoro inmarcesible de las bibliotecas. No pisemos los retoños incipientes de esos arbolitos que es la vida aún no nacida del niño, y no encenagaremos las fuentes de la vida.
Dios, a su modo, nos está diciendo que, matando la naturaleza y sus leyes inviolables, envenenamos nuestra misma historia. La perversidad se tapa los ojos con las manos.
lunes, 2 de agosto de 2010
También con Cáritas se hace camino al andar
No sólo a nosotros nos golpea la crisis, que no discierne entre personas y pueblos, víctimas todos de la codicia y la especulación. Hay países que carecen de lo más urgente. Cáritas española, en un difícil esfuerzo, destina 416.577 euros a seis proyectos que ayuden a paliar necesidades perentorias, como la educación, la salud y ayudas de emergencia. Tan oportuna donación alcanzarás a cinco países, Angola, Mozambique, Kirguizistán, Camboya y Perú, del que se beneficiarán 537.000 personas.
En Angola se atenderá a un nutrido número de habitantes expulsados de la vecina República del Congo. En Mozambique la urgencia que ha de satisfacerse es la educación. En Kirguizistán se dará asistencia básica a 18.000 personas, que han perdido sus hogares por mor de la violencia. En los demás, el beneficio mitigará las consecuencias de desastres naturales.
Jesús, en la multiplicación de los panes, invitaba a los suyos: Dad a la gente vosotros mismos. El servicio a los demás es tarea que incumbe a todos, o no somos humanos, como camino que hay que hay que ir haciendo, andando un poco más cada día.
domingo, 1 de agosto de 2010
Como palomas
Mi ventana es como un marco que engastara un paisaje natural con unos montes de fondo que envuelve un pinar y una pantalla de chopos de hojas siempre irrequietas con las que juega el la brisa. El río que discurre a sus pies no acaba de verse; se adivina. Por entre los chopos se entreve un maizal de hileras rectilíneas.
Por el cielo, mañana y tarde, revolotean alocadamente negras golondrinas raudas como flechas, y de vez en vez, lo surcan palomas no siempre blancas. Me complace seguir su vuelo circular agrupadas o en pareja, y es de ver la gracia d3e su planeo tranquilo y reposado como resbalando sobre una invisible lámina, hasta que de pronto aparece el gavilán, que ése sí, se cierne con majestad en giros enseñoreándose del paisaje o queda como pendiente en el aire, inmóvil, ahuyentando con su presencia a las timoratas palomas.
Jesús no se ocupa nunca de las aves de presa, pero ve en las palomas su simplicidad, por su natural acercamiento al hombre, que las sustenta, confiadas. La paloma no es depredadora ni agresiva como el gavilán. Es cercana y doméstica, espejo en que mirarse sus discípulos. Sed simples como ellas. No finjáis ser complicadamente lo que no sois. Que no se os oscurezca nunca el limpio cristal del pecho.
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