jueves, 15 de septiembre de 2011

Jesús con María y Juan


Todos hemos heredado de Jesús el beneficio salvador del rescate que nos pone en las manos paternales de Dios. Juan, el discípulo fiel que desafía las iras del populacho y se mantiene al pie de Jesús acompañando a las santas mujeres, hereda además a María, que habrá de protegerla como un hijo. Es increíble este episodio de Jesús, colgando de unos clavos, exhausto, que se sobrepone en un esfuerzo sobrehumano para poner a María en buenas manos. Con este gesto magnífico, Jesús no deja ya cabos sueltos, siempre clarividente hasta su último aliento.

Divagación: Los altozanos de Bamá

En el profeta Ezequiel, en un inciso explicativo, se llama Bamá al altozano donde se practica la idolatría. Bamá se convierte luego en nombre genérico de todo procedimiento idolátrico. Mientras existió en Israel el lábil contagio de la idolatría, tan pujante entre los pueblos caldeos, los profetas clamaron contra quienes sustituían el culto a Dios por el de mostrencos diosecillos, hechura de manos humanas, que ni hablan, ni oyen ni sienten, frente a un Dios verdadero que se deja oír, que escucha inclinado hacia quienes se le encomiendan y siente repugnancia, dolor o compasión de quienes conculcan absurdamente sus preceptos o se arrodillan ante él compungidos. Isaías llega a considerar conducta idolátrica, en general, seguir dictados que no sean los de Dios, sustituirlo por lo que él rechaza . Bamá se ha apeado hoy de sus altozanos y se ha instalado gentilmente entre los hombres que idolatran el sexo, el dinero, el desenfreno y las drogas. Para estos, ni hay que fatigarse trepando pendientes. Todo es fácil.

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