La vuelta de Elías

Los escribas argumentan contra el mesianismo de Jesús que antes que él hn de volver Elías. Jesús replica ante sus discípulos que no hay más mesías que él mismo en persona, a quien precisamente los escribas, en lugar de acogerlo, lo torturarán sin piedad. Eso sí, este mesías que él encarna, renovará la mentalidad, la vida y el porvenir espiritual del hombre. Sin buena voluntad no es factible afinar el olfato de Dios, que pasa inadvertido ante los más sagaces.

Reflexión: El corazón

Ahora resulta, según constatan unos científicos, que a largo plazo, con células del corazón convenientemente expandidas, pueden formarse músculos y huesos. ¿Quién le diría al corazón que el dedo amoroso de Dios había escondido en él un vislumbre de su poder creador? El amor significado por él hace milagros. Un corazón así, pero mucho más grande, es el que albergaba el pecho compasivo de Jesús. Las células divinas de su amor fueron las que pusieron en pie los latidos muertos de la hija de Jairo, entre otros no menos memorables.
Veo una multitud de cojos y ancianos entrando a saco en el corazón solidario del hombre, para regenerar sus músculos lacios y reparar huesos hechos astillas contra el pretil de un puente. El corazón salvará al mundo de sus achaques, porque el amor es lo que le falta a manos llenas. O no lo salvará nada ni nadie.

Rincón poético

LA OCULTA MIRADA DE DIOS

No sé qué intentas, Señor,
con tanto fuego encendido.
Te estoy mirando y me queman
los ojos cuando te miro.
Me ofuscas de tal manera,
que es como mirar el sol.
Tal vez, cerrando los ojos,
se te pueda ver mejor.
Tu bien que puedes en cambio
ver los míos, que no tengo
ni velo ni sombra alguna
donde ocultar mi resuello.

Dios escondido, bien sé
que si tú me ves a mí,
no es justo que yo no pueda
igualmente verte a ti.
Viéndote, ¡cuántas más cosas
entonces de ti sabría!
Mas la fe no me permite
el afán de mi osadía.
Y es así que, cuantas veces
lo intento, ella me incrimina
este empeño mío en ver
los ojos con que me miras.