lunes, 19 de diciembre de 2011

Zacarías y el ángel

Dos cosas cabe observar en este pasaje: su sabor navideño de nacimiento paralelo al de Jesús, y la fe necesaria para descubrir y acomodar la presencia de Dios en nuestras vidas. Las promesa de un Mesías salvador, encarnado en el Siervo de Yahvé, y la promesa paralela de un precursor que prepararía los caminos a ese siervo de Dios, aparecen cumplidas en Jesús y Juan. La Iglesia los unió desde un principio como piezas consecutivas, y el evangelio nos los presenta como personajes complementarios. El anuncio del ángel a María y éste otro a Zacarías, reúnen los elementos de ese género de anuncios angélicos llamados angelofanías, en los que aparecen un saludo, el sobresalto de la persona sorprendida, palabras tranquilizadoras del ángel, la noticia, que en Zacarías es la impensada fertilidad de su esposa y la extrañeza consiguiente. Suele ocurrir cuando los cielos se abren para entablar una relación de proximidad con el hombre, quien, para comprender lo que ve y no entiende, pide entonces una demostración. En todo caso, lo importante es creer en lo que Dios desvela, motivo más que sobrado de bienaventuranza. Y es que la fe lo puede todo, hasta hacer nacer a Dios en nuestros corazones.

Reflexión: Tarde huracanada

Pronosticaron que hoy azotarían la comarca fuertes rachas de viento huracanado y así ha sido. Se podía observar un cielo raso, hacia el atardecer, con nubles aplastadas en la lejanía y los rayos del sol horizontales, dando con sus contrastes, una rara expresividad al paisaje. Es molesto este viento frío que pone en fuga las nubes y deja las calles desiertas. En una esquina del Colegio los falsos plátanos de la plaza se dejan desnudar de sus amplias hojas estrelladas, ahora ya de un color ocre y sucio. Es molesto este rachear del viento y su acompañamiento horrísono de sonidos arrastrados y sibilantes, que tienen no sé qué sobrecogedor, lo que explica que sepan usarlo con efectividad los cineastas, para las tenebrosidades en sus películas de miedo. Es muy molesto.


Rincón poético


NOCHE INVERNAL

Arrecia el viento, desmandado

su látigo frenético, azotando
calles y plazas y azoteas.
Nunca tuvo

tanto sentido mantener cerrada
la puerta.
El miedo adujo siempre
la oscuridad como pretexto.
Inventó espectros, trasgos, esperpentos.
Y el silbido del viento
fue su banda sonora.

Las noches son el corazón del miedo.

Cuelga sus decorados
y altavoces horrísonos
de sus hombros. Y al dedo compasivo
de la luz corresponde
cerrar sus ojos, como a un muerto.

Cuando amanezca, limpio el día,
pondrá cada emoción,
con mano cuidadosa,

de una en una en su sitio, en la alacena
del orden, como ponen
al hijo adormecido en una cuna
las manos de la madre.

De Poemas para andar por casa)

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