domingo, 8 de enero de 2012

El bautismo de Jesús

Juan, al contraponer fuego y agua, está definiendo el bautismo de Jesús, un bautismo por el Espíritu y el fuego que, a diferencia del suyo, puede introducir al hombre, en el ámbito de lo divino. Jesús es Dios y es hombre; nadie mejor que él para vincular el ámbito de lo humano a lo divino. El bautismo nos hermana con el Hijo de Dios que es Cristo y nos convierte en hijos de su mismo Padre.
Todos los evangelistas coinciden en exponer este pasaje, dada la importancia de su contenido.
El evangelista san Juan nos dice que todo el que cree ha nacido de Dios. Se entiende que ha nacido de Dios por el bautismo, mediante el Espíritu Santo.
Frente a tantos que no ven signos de esperanza en el mundo que vivimos y los tiempos que corren, no precisamente halagüeños, nos corresponde a nosotros, como hombres de fe, suscitar en la gente un futuro centrado en Cristo, abierto a los beneficios de su sensibilidad divina y a su gozosa presencia. Hay que devolverles esperanza a quienes no le ven sentido a su vida.

Reflexión: Vuelta a lo cotidiano

La festividad de los Reyes Magos es un corte en el tiempo, con un antes esperanzado y un después de regreso a lo cotidiano. No hay lugar para la añoranza. Unas fiestas interminables acabarían en empacho de lo extraordinario, para lo que no estamos hechos. El hombre ha sido conformado en el tiempo para el equilibrio, la mesura y la sana proporción. Descansar y romper el ritmo ciego de la rutina es provechoso; descarrilar, un accidente.
Aceptemos la normalidad como clave de una vida anclada en lo correcto y guardemos lo excepcional para salpimentar incidentalmente el curso cotidiano de nuestra vida en el tiempo.


Rincón poético

LOS POBRES NO TIENEN REYES

Me alegro por los pastores
tan pobres y humildes siempre.
Les regalan mismamente
a Dios y ellos no lo entienden.
¿No es un milagro, Dios mío?
Los pobres no tienen reyes.

Niños hay que desconocen
regalos que da la gente.
No hay agasajo.¿Qué ocurre?
¿Los pobres no los merecen?
No esperen regalo entonces,
porque ellos no tienen reyes.

Un niño pobre es distinto
al que no es pobre, y la gente
le mira como es costumbre
mirar a quien nada tiene.
No esperen regalo, pues.
Los pobres no tienen reyes.

Los pobres no tienen reyes
y Dios pobre nos nació
para que los pobres tengan
paz y vino en el zurrón.
Los pobres no tienen reyes.
Los pobres tienen a Dios.

(De Poemas para andar por casa)

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