viernes, 27 de abril de 2012

Adhesión y rechazo

    ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Es el grito torpe de la insumisión impaciente. Esos discípulos insumisos entienden lo de comer la carne, al pie de la letra, y se escandalizan y protestan hasta  abandonar a Jesús con displicencia. Y él aprovecha  para aclarar el misterio de la comunión espiritual con su persona.
    La lógica de Dios no es la lógica de los hombres. Una adhesión total a su persona es el único camino para aceptar sus palabras, se entiendan o no. Ya lo entenderán después. Lo que Jesús pretende es que sus fieles  profundicen en la fe, desde tres efectos que caracterizan la eucaristía, como son:
    que nuestra resurrección a la vida eterna depende de la comunión. Quien come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré;
    que en ella se da una compenetración de Jesús con quien comulga. Quien come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él;
    que la eucaristía es la plena consagración del cristiano a Cristo.  Así como Yo vivo por mi Padre, quien me come, vivirá por mí
    Ningún maestro mejor en cuestiones eucarísticas, que quien instituyó el sacramento y nos lo da a entender para nuestro bien.

Reflexión: Escasez de vocaciones

    No es tiempo de vocaciones. El materialismo ha ido difuminando los ideales religiosos y los valores evangélicos dicen poco a quien se propone pasarlo bien a toda costa. El hecho es que las vocaciones a la vida consagrada han perdido interés entre jóvenes a quienes les resulta especialmente difícil renunciar a su propósito de vivir entretenida y felizmente, incluso de espaldas a Dios. Añadamos que, a fin de dar más consistencia a la vocación religiosa, se optó por exigir al postulante edad más que suficiente como para que se diera cuenta de lo que suponía profesar la vida religiosa o el sacerdocio. Existen, aún así, quienes han vuelto a abrir las puertas a vocaciones más jóvenes, con miras a preservarles de lo que con el tiempo les impedirá adoptar los valores evangélicos de la entrega a Dios y a los demás, en vez de llenarse uno de sí mismo.

Rincón poético

    EL TIEMPO Y LA CENIZA

¿Por qué este orgullo y estas vanidades
con que construyo mi vivienda?
Efímera altivez de carcomido
tronco que, al fin, acabará en ceniza.
De paso estamos en un mundo viejo
que no consiente eternidad alguna.
Todo lo rompen las frágiles manos
con que el tiempo nos usa y utiliza.
Todo aquí es pasajero.
Es pasajera incluso la alegría.
Nada aquí tiene asiento;
lo tiene la esperanza
de llegar a ser luego
lo que ahora eres apenas.
Prepara hoy el bagaje que asegure
mañana tu llegada a un mundo nuevo.
No pienses en la frágil permanencia
de seguir siendo siempre. Vano intento.
Aprende a ser para después, que ahora
sólo alimentas tus cenizas ciego.

(De Haciendo camino)

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