domingo, 29 de abril de 2012

Yo soy el buen pastor

    La significación figurada del pastor es antigua y frecuente, referida a Dios, en las Sagradas Escrituras. Aplicada a Cristo, la parábola del buen pastor comprende tres imágenes parciales: es pastor, es puerta y, como buen pastor, fiel cuidador de sus ovejas, Jesús se aplica a sí mismo este cometido pastoral desde tres rasgos distintivos: como buen pastor; como pastor único de un único rebaño, como pastor dispuesto a dar la vida por sus ovejas.
    Precisamente esta disposición a arriesgar su vida en favor de sus ovejas, es el signo básico de su condición amorosa, y la prueba de su interés por ellas reside en que las conoce, una a una, tanto como ellas a él.
    En el lenguaje bíblico, conocer es un concepto afectivo de acercamiento como el que existe entre Padre e Hijo. También a nosotros, ese reconocimiento mutuo nos permitirá ver a Dios cara a cara, lo que nos hará semejantes a él. Nuestro conocimiento de Cristo como buen pastor, nos lleva a saber escuchar su voz y su palabra, que contiene los misterios de nuestra fe. Escuchar su palabra, equivale a alimentarse de las verdades en que creemos.
    Pertenecer a su grey que es la Iglesia, requiere así dos cosas: la escucha de su Palabra, y el testimonio consecuente de la fe cristiana. No tiene ningún sentido entonces una Iglesia dividida, porque uno es el pastor y una sola ha de ser su grey. Que el buen pastor nos reúna a todos bajo el mismo cayado.

Reflexión: Setmana de les dones autèntiques

    Los diversos departamentos del Colegio San Antonio (Carcaixent) se han implicado en el seguimiento de la ejecutoria de 30 mujeres consideradas auténticas, aunque dicho adjetivo le venga un poco ancho y gratuito a más de una, todas ellas personas sobresalientes en su quehacer característico. La selección es variada, nunca exhaustiva, representativa de toda actividad social en que adquirieron notoriedad, cine, pintura, literatura, ciencias, vida consagrada, etc. No están todas, que cabrían igualmente como ejemplares perfectos de autenticidad o nombradía, adjetivos que no son sinónimos. En todo caso, se trata de una semana en que se repare en el buen hacer de todas y cada una de ellas en muy diversos cometidos, destacando la importancia social de la mujer en todos los aspectos de la vida humana.


Rincón poético


    EN MIS MANOS

Tengo en mis manos, mi Señor, el vaso
en que estás silencioso y recogido
como un niño travieso que ha hecho algo.
Te tengo entre mis manos como un lirio
y me sonroja recordar las veces
en que ni te fui fiel ahora que accedo
a llenarme de ti como se llena
el corazón de besos y cariño.

Perdóname que llegue a ti humillado,
cuando podría comulgar contigo
contento de tenerte
y saber que te quiero  y te he querido.
Permíteme que altere
las ceremonias de este rito.
En el metal dorado de este cáliz,
pongo mi amor, igual que pone
un leño más mi mano en esa hoguera
donde ardes tú con amor infinito.
Que se unan de una vez tu amor y el mío
en este pan y en este vino
amoratado como las heridas
que te infirieron mis delitos.
¡Si lo pensara bien! Señor, te tengo
entre mis manos como a un niño.

(De Haciendo camino)

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