miércoles, 25 de abril de 2012

Yo soy el camino

    Jesús se define a sí mismo diciendo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Y seguidamente, señala la meta a donde se dirige ese camino, el Padre. El camino comprende  dos atributos que le son propios, la verdad y la vida. Hay que andarlo, pues, investidos de la verdad que encarna Cristo y viviendo su vida. La vida divina es un valor supremo, un término absoluto, que supera y contiene a los otros dos.
    Al decirnos que es la vida, no sólo nos declara su identidad, sino que es el único que la posee en plenitud y puede comunicarla”(Mateos-Barreto), y nos la comunica tal cual es,” plena realidad del hombre y de Dios”.           
    Y al decirnos que es además el camino, nos dice más, recalca que es el único camino que endereza nuestro seguimiento; no hay otro, porque sólo el recorrido de su vida y su muerte señalan la ruta por la que el hombre llegará a ser, a realizarse, como seguidor de la luz que nos viene de él. Nadie, entonces, va al Padre sino por Jesús.

Reflexión: La pertinaz dependencia del tabaco

    Las campañas orquestadas para la extinción del vicio de fumar, dejan sentir su efecto, por más que los fumadores empedernidos reclamen derechos dudosos, en cuanto el humo del tabaco, portador de nicotina, afecta negativamente a los no fumadores. ¡Y pensar que el tabaco lo importamos, en su día, de América, los españoles!
    Es cosa cierta que quien ve ecografiado el estado desastroso de los pulmones de un fumador, queda horrorizado. Con todo y eso, un notable número de fumadores, aún percatándose de que están acortando la propia existencia, no es capaz de afirmarse en decisivas motivaciones que le impulsen con eficacia a desatar la brida de tan fuerte dependencia como la que ocasiona la nicotina.
    Dicen malas lenguas que, muerto cierto fumador de cuyo nombre no quiero acordarme, preguntó, a las puertas del cielo, si se permitía fumar allí, y ante el incómodo gesto de san Pedro y su tajante negativa, optó por bajar al infierno, donde, al menos, el mechero está de más.

Rincón poético

SÉ DE QUIEN ME HE FIADO

Se de quién me he fiado. Dios mío,
destaca en el tumulto
de otras voces tu voz.

Discerní, mi Señor, desde entonces,
de quien era la voz
que sabía mi nombre.

Tuve a punto un lugar en mi mesa,
desde el día en que supe
quien llamaba a mi puerta.

Arrumbada la barca y sus redes,
vine a ti. No adivinas
la vehemencia que infieres.
No sospechas, Señor, cómo hieren
tus palabras, la fuerza
infinita que tienen.

Haz de mí lo que quieras. Confío
en ti. Seré tu imagen,
tu espejo fidedigno.

(De Haciendo camino)

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