sábado, 21 de abril de 2012

Jesús camina sobre las aguas

    ¡Como para no asustarse! Las olas empiezan a encresparse a merced de un viento racheado, y de pronto Jesús aparece andando hacia ellos sobre las la superficie del lago. En plena divergencia de criterios entre los discípulos, que han pretendido convertirlo en rey, según un ideal terreno de mesías, y Jesús, que se empeña en vano en que le reconozcan como mesías espiritual que ha de triunfar de la muerte del pecado con la suya propia, Jesús les da un aldabonazo en el corazón haciéndose ver magnífico sobre el poder tenebroso del mal, que significa ese lago encrespado y entenebrecido. Ellos, enojados, se iban de Jesús, y él, comprensivo siempre, les sale al encuentro. Son los gestos delicados de la elegante cortesía del amor de Dios.

Reflexión: Vacaciones de pascua

    Una cosa es la percepción del paso del tiempo objetivamente hablando, el tiempo absoluto, que relativizamos mediante medios de medida como el reloj, y otra la vivencia del tiempo por nosotros, que es la estimación subjetiva de su curso fluyente. Tiempo subjetivo se le llama por eso, y en cuanto vivencia grata o incómoda, se nos abrevia o alarga impenitente. Al tiempo doloroso lo sentimos como interminable, en tanto que el tiempo vivido gozosamente se nos va de las manos escurridizo y lábil, como pez inasible en el agua. No hay nasa que lo detenga.
    Han concluido las vacaciones de pascua y todos irremediablemente han vuelto al tajo. ¡Qué cortas siempre las vacaciones!

Rincón poético

       DESPEDIDA   

Te fuiste un día y yo puse en tu muerte
una flor, roja como un grito.
Te fuiste sin decirme nada
como si ya te hubieras ido.
Solamente mirabas fijamente
sin mirar, obsesivo,
y apretaste mi mano entre las tuyas,
como se abraza el corazón de un niño,
pero no te quedaban las corrientes
palabras que decirnos.
Callabas como calla
el agua por el río
sin saber que se va.
Tú sí sabías que allí mismo
ya arrastrabas los pies por la aspereza
final de tu camino.
Pero no estabas. Ibas ya subiendo
entre cenizas y morados lirios
los escalones temblorosos
de Dios, por la escalera de ti mismo.
Era al amanecer cuando yo puse
una flor en tu muerte, amigo mío.

(De Invitación al gozo)

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