lunes, 23 de abril de 2012

El pan de la persona y palabra de Cristo

Dos frases cobran especial relieve en este predicamento de Jesús:  a) Trabajad por el alimento que perdura  y b) Creed en el que os ha enviado Dios.
En el lenguaje de Jesús, el alimento, no siempre significa el alimento eucarístico de su cuerpo y su sangre, sino el alimento de su palabra, bien que su palabra es inseparable del pan eucarístico, que su palabra bendice. Y hay dos clases de alimento, porque hay dos clases de vida: el alimento corporal, que produce vida perecedera; y el alimento espiritual de su Palabra, que produce vida imperecedera, porque su palabra es eterna y hace partícipes de su eternidad a quienes la viven y se hacen ellos mismos palabra de Dios.
Por eso, aconseja Jesús que crean en el que les ha enviado Dios, porque él es esa palabra. Quien se adhiere a su persona, pendiente de él, le escucha embelesado. A Jesús, o se le acepta o se le rechaza; no hay término medio.

Reflexión: Animales de compañía

Los tiempos alteran las costumbres de la gente, qué duda cabe. Se nota más cuando, después de una ausencia de años, descubre uno mejor los cambios, operados lentamente, de modo insensible, para los que habitan la población habitualmente. Me refiero a la costumbre de poseer animales de compañía, una actividad doméstica que va desde coleccionar serpientes y animales exóticos, a poseer un gato o un perro. El que regresa en este caso, advierte pronto como, por ejemplo, han ido desapareciendo los mininos, tan abundantes hace tiempo, ya que cumplían una función sanitaria benemérita, hoy superada por eficaces raticidas químicos, como era eliminar molestos roedores. En cambio, ha aumentado ostensiblemente el número de perros, las más de las veces pequeños chuchos que ocupan ladrido y medio. Es de lamentar en todo caso el gravamen de los documentos escatológicos que dejan a su paso por esquinas y aceras, con la descuidada aquiescencia de sus inciviles dueños y el desagrado de los sufridos viandantes.

Rincón poético

         DE VIAJE
El camino es el mismo.
Y aunque cambie el camino, las pisadas
serán siempre las nuestras.
Hay que cambiar,
pero se cambia apenas.
Se puede ser mejor, se puede ser
como uno quiso ser, mas no quisiera
dejar de ser
o ser de otra manera.
En realidad, al ritmo de los años,
todos dejan se ser aquel que se era.
Las nubes pasan, nieva, crece el bosque,
muere la luz, renacen las estrellas, 
pero el paisaje permanece
y es el mismo que ayer, llueva o no llueva.
Cambiante por los cielos va la luna
blanca la cara como una azucena,
pero siempre es la misma, empobrecida
de luz o con fulgor de luna llena.


El hombre añade sucesivos
escalones de tiempo a su escalera.
No acierta a reposar. Rigen las prisas
su tiempo y como un tren surca la tierra.
Gira y gira. Hay un eje
que pincha nuestro tiempo y nos penetra
el corazón. No sabes nunca cuándo
se habrá de detener. Es una rueda.

(De Haciendo camino)

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