lunes, 16 de abril de 2012

Volver a nacer

Durante seis semanas, la liturgia hace una lectura continua del evangelio de san Juan, ya que, si el tiempo de pascua nos revela la plenitud del ser de Jesús, el evangelio de san Juan es el que ahonda más en la contemplación de su Persona, presentado como Hijo de Dios etregado al mundo en prenda de su amor al hombre, como palabra suya con que nos revela sus misterios y nos hace partícipes del tesoro de su vida.
A esa vida de la gracia nacemos por el bautismo, como puerta que es del reino de Dios. El término vida, en san Juan, es igual a la noción de reino de Dios de los demás evangelistas. El camino que lleva a esa vivencia de Dios es el de la fe, que nos injerta en la vida de Cristo. Somos sarmientos de la vid de Cristo. Nacer a esa gracia de Dios es como resucitar con Cristo. Ya que si nacemos de la carne, con todas las limitaciones, también se puede nacer del espíritu, que nos eleva a una dimensión de vida superior.
Dentro de nosotros es donde hemos de buscar y abrir las velas del amor de Dios a ese viento divino del Espíritu por medio de la oración, donde nos encontramos con Dios.

Reflexión:Los niños dan sustos

Ante la urgencias de la prensa por hurgar en la noticia, la princesa Elena se ha limitado a decir sensatamente que los niños dan sustos. Es decir, que el hijo se haya herido el pie con un tiro fortuito de escopeta, no deja de ser una travesura, y la travesura es parte de la identidad de todo niño. Sólo que esas travesuras entrañan riesgos de los que no escapa la sensibilidad materna. Los niños son así. A veces, dan sustos. ¿Qué madre puede decir lo contrario?

Rincón poético

RESPETO MUTUO

La existencia es cambiante.
Al mismo tiempo,
en cosas semejantes,
unos ven rosas, otros ven barbechos
La libertad es ancha y luminosa
como la luz. La libertad es eso.

Las sendas que otros pisan,
parejas van por nuestro mismo suelo.
De cuanto ocurra
en torno nuestro,
no te preocupes de lo que otros hagan;
mira lo que tú estás haciendo.
Cometan otros desatinos,
disparates, diabluras, desafueros.
No importa si los otros edifican;
sólo lo que nosotros levantemos.
¿Indagan nubes por qué llueve o nieva
ni la veleta por qué arrecia el viento?
No apruebes sus dislates. Testimonie
tu vida la bondad que hay en tu pecho.
¿Para qué mas?
Te basta sólo eso.

(De Invitación al gozo)

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