jueves, 17 de enero de 2013

Curación del leproso

    Entre los numerosos milagros obrados por Jesús, uno de los más significativos es éste de curar a un leproso, una enfermedad incurable.
    El leproso era un enfermo desahuciado y peligroso, que tenía prohibido por la ley acercarse a la gente, ya que su trato producía impureza. Según la cultura del momento, la lepra era uno de los castigos más rigurosos con que Dios castigaba los pecados del hombre. Lo experimentaron en su carne los egipcios y el rey Ozías, que se había arrogado facultades sacerdotales que no le correspondían
    Puesto que curar enfermedades era un cometido del Reino, cuando Jesús sana a un leproso, está triunfando sobre el mal, como con la expulsión diabólica y la curación, mañana, del paralítico. Hoy día, no son prodigios lo que necesita el mundo actual, sino que el Reino de su amor se extienda por toda la tierra y cunda en el corazón humano.


Reflexión

¿Enero ventoso?


    Se suele decir que diciembre es frío y febrero ventoso; enero es lo uno y lo otro, aunque no a partes iguales. Basta mirar a la veleta de la cúpula cercana del Patronato (en Carcaixent), para comprobar lo enloquecido que se nos pone el viento, cuyas rachas desaforadas anunciaron ya como muy desmedidas. Es un viento deshilachado, innoble y pendenciero como el alma macerada de un borracho, que anda a latigazos. Y he de salir a la calle, ya casi anochecido, y encontrarme con él, en más de una esquina. ¡Con lo buenecito que es cuando se esta quieto y no se deja notar!

Rincón poético

      VÍVETE HOY
No sé si tengo algo
que deba recordar, que le merezca
a la rueca que mueve la nostalgia
servirle de vellón. Y no usan manos
la enloquecida rueca, ya no sirve
de urdimbre el impoluto
lino. Tejer nostalgias
plañideras, tejer con su tristeza
retazos inservibles de otros tiempos
que ya no han de volver,
es retorcerle el cuello a la maroma
de un ancla inexistente, o usar pañuelo
para decir adiós al que se ha muerto.
Urdir nostalgias es empecinarse
en ir de espaldas, intentar en vano
desandar el camino que está andado.
Los días que viviste ya no viven.
No existen ya las noches que admirabas.
Están emparedadas las estrellas
que contemplaste ayer. Hoy nacen otras
que no estarán mañana.
Vívete tú que estás, vívete ahora.


(De Tu luz os haga ver la luz)

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