sábado, 12 de enero de 2013
El bautismo de Jesús
Jesús y Juan bautizan en el Jordán, en orillas opuestas. Los discípulos de Juan protestan; para ellos, Jesús es un intruso. Juan les aclara que Jesús es el enviado de Dios, con quien no puede compararse. Juan es un profeta del pasado que acepta la novedad de Jesús, cuyo bautismo mediante el Espíritu sustituirá al del Bautista, que no pasa de ser liturgia de conversión, de modo que Juan tendrá que ir diluyéndose a fin de transparentar a Jesús para que crezca. La aceptación de Jesús en Judea, representa la aceptación de su mensaje en el corazón del judaísmo.
Los que hemos sido purificados por el bautismo cristiano, debemos aceptar la palabra de Jesús para vivir en conformidad con sus deseos, que son la divina voluntad de Dios.
Reflexión
Los juguetes
El niño necesita jugar, una actividad implicada en su desarrollo físico y mental. El juguete existe desde siempre. Hay hallazgos curiosos de tiempos prehistóricos que lo demuestran. El juguete es elemento mágico que satisface los sueños ilusionados de los niños. Desde que los reyes magos ponen sus dones a los pies del recién nacido, los juguetes tienen su cita más relevante, con motivo de la Navidad, en la festividad de los tres sabios. Reflejan por eso el momento cultural que los concibe en cada época. Ocupan lugar destacado las muñecas, las inamovibles muñecas, ahora dotadas de toda clase de prestaciones: hablan, ríen, piden biberón, hacen pis... Le andan a la zaga las bicicletas, porque como alguien razonaba, la actividad del niño es la misma de siempre, y completan el menú imitaciones infantiles de móviles, tabletas y otros enseres electrónicos.
Los juguetes se debaten contra la crisis y perviven siempre.
Rincón poético
SAN JOSÉ
San José no sabe
qué hay que hacer con Dios,
cuando Dios es niño
y él su protector.
María, su Madre,
sabe que el amor
con que mima al niño
siempre es lo mejor.
¿Habrá que esconderlo?
¿Quién esconde a Dios?
¿Habrá que huir con él?
¡Que consternación!
San José, confuso,
para su dolor,
cree que a él le toca
siempre lo peor.
La Virgen le presta
toda su atención:
- Procede, José,
siempre como yo.
Basta con que al Niño
le amemos los dos.
Será esa su escuela,
no hay otra mejor-.
San José ya sabe
qué hay que hacer con Dios.
(De Tu luz nos haga ver la luz)
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