Si esa ley va en menoscabo de las necesidades del hombre, es inhumana, está en su contra y no es de Dios. La ley debe expresarse desde el equilibrio y para el equilibrio humano.
Respetemos el descanso dominical, pero no recetemos normas que atenten contra el sentido común y la vida del hombre. Y aprendamos de Jesús, siempre prudente y sensato, el buen sentido y justa medida en todo comportamiento.
Reflexión
Y de pronto, un coche mata a una niña
En un paso de peatones, por culpa de la niebla, un coche atropella y mata a una niña de seis años. Un accidente, pero un accidente que ha tronchado una vida en ciernes. Una niña, un intento de mujer que se ha quedado sin tiempo y ha quedado rota en un charco de sangre ciudadano. La ciudad es cruel. Vive de prisa, que es una manera de no vivir y a veces de no dejar vivir, como si unos y otros estuviéramos persiguiéndonos enloquecidos. ¿Quién abre de nuevo los grandes ojos de esa niña? ¿Quien la pone otra vez en pie para que juegue, que es lo suyo? Que Dios la tenga en la nube blanda de sus brazos amorosos.
Rincón poético
ANTE UNA SEPULTURA
Alguien puso una rosa
sobre el mármol difunto
de una lápida. Había
un ciprés, como un rezo
silencioso, apuntando al infinito.
La paz del cementerio solamente
la habitan los difuntos.
Duermen sobre ella, como duerme un niño
en el regazo de una nube tierna.
Son las manos de Dios las que procuran
descanso al cementerio.
A los vivos la muerte les aterra.
Tal vez teman vida los difuntos.
Pero, ¿qué significa
que a los pies de la muerte,
agonice una rosa?
¿Son los labios de Dios los que dejaron
ese beso encendido
sobre una lápida difunta?
(De Tu luz nos haga ver la luz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario