Sobre dos cosas nos habla el pasaje evangélico de hoy: que el más pequeño entre nosotros, a semejanza del niño que depende sus padres, porque es apenas, es el más grande a los ojos de Dios, y un segundo tema: dejemos en paz a cuantos dejan en buen lugar el nombre de Jesús obrando el bien.
Hacer el bien es siempre bueno. No lo impidamos alegando privilegios.
Reflexión
¿Deuda u ofensa?
Conveniencias de acercamiento ecuménico han llevado a sustituir la palabra original deuda por ofensa, lo que comporta cambiar el sentido que Jesús da a esa frase de perdonar las deudas de otro. Perdonar las ofensas es el resultado de saldar la deuda que otro ha contraído contigo, aliviando así el problema, a veces insoluble de quien está en deuda contigo, un comportamiento que inspira la necesaria solidaridad que el respeto y amor al otro a que obliga el mandamiento de Cristo de amarse los unos a los otros.
Rincón poético
CANCIÓN DEL SILENCIO
Tiene un dedo en los labios
el Niño de mis sueños.
Me dice que me calle
sentado en el silencio.
Él habla sin palabras;
pronuncia sus deseos
apenas sin decirlos,
por más que yo le entiendo.
Hay que dejar que calle,
pero aún callado, siento
derrumbes de palabras
como un alud por dentro.
Allí tengo una silla,
en un fogón hay fuego
y junto a la ventana
restalla un limonero.
Apenas un puñado
de casi nada, pero
si tú no lo remedias,
es todo lo que tengo.
(De El espejo de Dios)
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