Oír y poner en práctica la palabra de Jesús es la mejor manera de pertenecer a los que le siguen.
La palabra de Jesús nos hace seguidores suyos, miembros de su familia, una familia donde el amor, y consecuencia la disponibilidad y el servicio al otro es todo.
No siempre es fácil atenerse fielmente a las palabras de Jesús, pero su cercanía y la buena voluntad de seguirle nos facilitará la tarea, porque él no será remiso al tiempo de poner su gracia de su parte, para que hagamos con él lo que nosotros solos no podemos hacer.
Reflexión
La compasión
Sed santos como Dios es santo, dice la Escritura. Jesús nos ofrece su versión evangélica: Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo, de que se siguen dos cosas: que la santidad de Dios implica la compasión para con el hombre y que esa compasión le viene de su condición de Padre nuestro; como Padre procede con la ternura comprensiva con que todo padre procede con sus hijos. Y algo más: Jesús nos exhorta a que reflejemos en nuestra conducta la fina sensibilidad amorosa de nuestro Padre que es Dios.
Rincón poético
VELEIDAD
El viento es y no es. Grita enfadado
cabalgando en sí mismo,
restallando su látigo
en la espalda del aire,
presa de su frenético delirio,
y azuzando a empellones
nubes espesas y caballo míticos,
destrozos de los cielos
de moras aplastadas y agonizantes lirios.
Deja de ser de pronto. Deja de respirar
agotado el impulso de su brío,
y es brisa, espuma o cabellera
suave como los besos de los niños.
Luego nada. Un eructo adormilado
y silencioso de aire frío.
(De El espejo de Dios)
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