viernes, 13 de septiembre de 2013

La mota y la viga

El evangelio de hoy reúne un determinado número de sentencias, que bien pudieron ser tema de  enseñanzas diversas. Cada una de ellas gira en torno a una palabra clave: el ciego, la mota y la viga, el árbol, la boca, la casa. Es un indicio de que también los cristianos conservaban las enseñanzas evangélicas, como antiguamente, de viva voz.
Es destacable el aviso los falsos profetas que engañan al pueblo, falsos guías; por lo que hay que tener los ojos bien abiertos., ¿Puede un ciego guiar a otro ciego?
Se nos dice también que procedamos con sensatez, al momento de mirar los defectos del prójimo, cuando somos tan indulgentes para con los propios. ¿Te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo, cuando llevas una viga en el tuyo?
    Se trata de dos parábolas de tan clara inteligencia, que el evangelista no necesita extenderse en explicarlas. Pidamos a Dios lucidez para descubrir primero nuestros defectos, y ayudar luego a los demás a seguir ese mismo camino, desde la propia experiencia.

Reflexión

El don de sabiduría

No basta leer el evangelio de corrida para sabe de Cristo, dado la complejidad que entraña ser Hijo de Dios y un hombre como otro cualquiera. En el libro de la sabiduría se dice que “los pensamientos del hombre son mezquinos y nuestros razonamientos falibles”. Podemos saber de las cosas de Dios si nos asiste el Espíritu divino, de ahí que sólo si nos ilumina el don de la sabiduría, podemos comprender el misterio de Cristo que nos ha dejado revelado en su evangelio.

Rincón poético

           MI SOMBRA

Cuando yo me haya muerto, porque un día
he de morir irremediablemente,
mi sombra, entristecida, dislocada,
rezará, de rodillas
ante mi fosa, como el perro
que ha perdido a su dueño.
No la asustéis, inofensiva siempre.
Fui todo cuanto tuvo y muchas veces,
al apagar la luz, con un gemido,
se quedaba en la alfombra, recogida,
y velaba mi sueño.
Una noche, asustada, temblorosa,
no sé por qué, 
palpó mi frente sospechando
que ya no estaba yo
entre los hombres vivo.
Mi confidente silenciosa,
ella lo sabe todo
de mí. No la asustéis, es muy miedosa,
ni suspendáis sus rezos.
Reza por mí con acendrado afecto.

(De El espejo de Dios)

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