martes, 10 de septiembre de 2013

La oración de Jesús

Jesús se retira a la montaña, durante toda una noche, y permanece allí en oración. La vida de Jesús es una vida de oración. Los evangelios nos hacen ver cómo consulta con Dios sus grandes decisiones. No es ésta, pues, la primera vez que Lucas consigna estos datos con que nos describe la vida orante de Jesús. Once son las veces que Lucas habla de este recurxo a recabar la divina voluntad, en casos muy notables:

- En Cesarea, antes de corroborar el contenido mesiánico de la confesión de fe de Pedro, que esclarece su identidad.
- En la montaña de la transfiguración, antes de avisar a sus discípulos sobre la necesidad de su muerte.
- Al regreso de sus discípulos de la primera misión.
- Inmediatamente antes de enseñar a sus discípulos el Padre nuestro.
- Antes de la pasión, para que Pedro no desfallezca en la fe.
- En Getsemaní, indagando la voluntad del Padre.
- En la cruz, para impetrando del Padre que perdone a quienes le están crucificando.
- En el momento de entregar su vida al Padre.

Ser cristiano es imitar a Cristo, y sobre todo, en lo que más importancia tiene, como dialogar con Dios siempre que tengamos que hacer  algo importante.

Reflexión

Dios responde siempre

Ante desastres inauditos o situaciones extremas contra lo que el hombre nada puede hacer, nos encomendamos a Dios, y no paree sino que él, despreocupado, no atiende nuestras súplica y se niega responder. Lo cierto es que, “después de un silencio más o menos largo, no nos responde con palabras, nos responde con hechos. Jesús muere en la cruz hecho un acerico de dolor, desolado; clama a Dios:¿Porqué me has abandonado? Dios calla; no dice nada, pero a los tres días le resucita.

Rincón poético


       ME DUELES

Me duele quererte tanto.
No lo sabes bien, mi amor.
Antes quería mil cosas, 
pero qué insatisfacción;
y un día te hallé a mi puerta;
ahora sólo a ti, Señor.
Me duele el pecho, los labios
y saber que no soy yo
quien te quiere más, Dios mío.
Hay a quien envidio yo
que tiene mucho más grande
y encendido el corazón.
Cómo ensancharse, aunque sangre,
que no se ama sin dolor.
Me duele no saber cómo 
idolatrate, mi Dios.
Me dueles como una herida
que no venda nadie, no.

(De El espejo de Dios)

No hay comentarios:

Publicar un comentario