lunes, 23 de septiembre de 2013

Nadie enciende un candil...

Nadie enciende un candil y lo tapa, porque es la luz con que queremos se nos ilumine la casa. 
La luz de la fe que Dios enciende en nuestra vida, no lo es sólo para mi bien particular, sino que ha de iluminar a quienes van con nosotros y hasta a los que van a tientas porque les flaquea la fe.
Debemos hacer que cunda nuestra luz ante los demás. Debemos ser luz del mundo con la ejemplaridad de nuestras obras. Es nuestro testimonio más eficaz, el que muestra a los demás cómo es viable el evangelio de Jesús y cuáles son los beneficios de tenerle, de saberle, de hacerle nuestro.

Reflexión

Si y no 

Para el que sufre y alienta la antipatía, al juzgar algo o alguien, el resultado es siempre el más absoluto rechazo. Mal si obra mal, mal si obra bien; tanto da. Jesús ridicaliza tal perversión tendente a caricaturizarlo todo. San Pablo dice de Jesús que no es sí y no, porque su muestra siempre exquisitamente verdadero.

Rincón poético

     TRISTEZA

En tu tristeza leo
las cartas que no escribes.
Días y noches
recostada en tu llanto, 
indiferente, sin decir
esta lágrima es mía.
Tiene cerrado a cal y canto
el corazón la puerta
que llevaba al jardín.
Llegaba hasta tu alcoba la fragancia 
amarilla que efunde el limonero.
¿Qué estrella se te roto
de modo que la noche invada el día?
Vives en una lágrima
y has tachado en los labios
la libélula azul donde, a horcajadas,
cabalga la sonrisa.
La tristeza es morada
como un golpe en la boca;
tiene aplastado el corazón
de tantos que lo pisan sin saberlo
como una rosa desangrada
en mitad del camino.
La tristeza eres tú; 
duerme en tu almohada.
Y es una pena que Sibelius
interprete tu vida, que es sagrada.

(De El espejo de Dios)

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