Es notable este tira y afloja entre Jesús y una mujer grecofenicia que hoy llamaríamos libanesa. Jesús entiende que ha sido enviado a predicar el evangelio de su palabra al pueblo de Dios, pero la fe de la cananea, que tiene enferma a su hija, no admite dilaciones y, al final, Jesús no se resiste ante una confesión de fe determinante. Admitamos que la afortunada mujer tenía una poderosa razón para debatir con Dios desde la firmeza de su fe, ajena a toda desaprobación: el amor a su hija enferma.
Bagatela: E l insomnio
Además de un desorden de los que se escriben con mayúscula, el insomnio debe de ser una tortura infinita, un padecimiento crónico. Es como si una luz encendida en un rincón del cerebro, te impidiera envolver en un puñado de oscuridad tus ojos, para que se puedan dormir plácidamente.
Lo padecía don Quijote, que se pasaba las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio. En alguna ocasión, una noche, no sabes nunca por qué, te pasas inquieto cambiando de postura y encendiendo la lámpara de la mesita de noche consultando la hora, y no hay modo de conciliar el sueño. Lo más indicado entonces es no perder la calma, no desasosegarse, de modo que cansado de no dormir, acabes, por fin, durmiéndote.
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