La transfiguración es uno de los acontecimientos más imprevistos y relevantes de la revelación de Jesús a sus discípulos. Ocurre, según el evangelio de Mateo, después de la multiplicación de los panes y los peces. Jesús había advertido a sus discípulos que para rescatar al hombre de su enemistad con Dios, tenía que inmolarse en el ara de la muerte. Ellos ya conocían la identidad de Jesús como mesías; les faltaba aceptarle también como redentor, un misterio que juzgaban incomprensible: el mesías no puede morir. La transfiguración de Jesús no tiene otra explicación que la de patentizarles un adelanto glorioso de lo que sería su resurrección. Incluso Moisés y Elías lo acatan y dialogan familiarmente con él. Y el Padre les revela que deben prestar oídos a sus palabras y hacerle caso.
Bagatela: El sacapuntas
Existe la locución sacarle punta a todo, referida a quien es propenso a ver y extraer de todas cosas lo que no dan de sí. El sacapuntas es un pequeño artificio con que se afilan los lápices, que hoy, en gracia del bolígrafo, casi no se usa. Me gusta disponer de algún ejemplar en mi escritorio, porque no he prescindido del lápiz para algunas cosas, como dibujar, por más que hoy también los lápices se sustituyen por portaminas, que hacen sus veces con ventajosa comodidad. No importa. Reivindico la actualidad del lápiz clásico, compañero de mi escritura durante años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario