lunes, 1 de agosto de 2011


A Jesús le duele noticia de la muerte de Juan Bautista. La muerte es siempre dolorosa. Nos duele la muerte de los amigos y familiares, y Jesús es un hombre más. Razones particulares le mueven a expresar su dolor ante el crimen cometido con Juan: es él que le presenta en sociedad, el que derrama agua del Jordán sobre su cabeza, mientras el Espíritu de Dios le unge como el Mesías e Hijo de Dios; el que induce a seguir a Jesús a sus propios discípulos. Preservado de todo sufrimiento, Jesús no sería nuestro salvador que nos redime muriendo dolorosamente. Se explica que se muestra compasivo ante quienes sufren o tienen hambre, extremos que él conoce desde su propia experiencia. Dios es la misma misericordia y Jesús, espejo suyo, no puede ser sino compasivo y misericordioso como él. Aprendamos nosotros a convertir nuestra conmoción ante las desgracias de los otros, en pequeños milagros de caridad cristiana.

Reflexión:La cultura

La cultura es distintiva. La cultura de los pueblos no se improvisa. Forma estratos centenarios en orden sucesivo donde la sabiduría de cada época vivida han ido dejando su impronta. La cultura da una determinada personalidad a cada pueblo. No es la misma en cada sitio; no es ubicua. Los modos de ser característicos de cada pueblo, dan un color característico a todo lo que ese pueblo hace. Es el color inconfundible de la literatura castellana o la francesa; son los modos diferentes de expresar y vivir su fe; es el sentido que adquieren las fiestas de cada lugar; son, en definitiva, la manera irrepetible de pensar y formas expresivas propias de cada lengua. Incluso los productos que llevan el marchamo de la cultura de un país, logra calidades distintivas de sus manos creadoras. Y así es cómo identificamos un buen reloj con Suiza, un exquisito frasco de colona con París, una pieza musical palaciega con Viena, un vino insuperable con la Ribera del Duero. No busque nadie un vino añejo en un bazar chino, ni un reloj exacto en Marrakech o un frasco elegante de fina colonia en el desierto de Atacama. A cada cual, lo suyo.

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