jueves, 18 de agosto de 2011
No todos serán elegidos
Dios casa a su Hijo y la desposada es la humanidad.
Dios sueña en una fiesta singular, pero aquellos que siempre habían gozado de su predilección, el pueblo escogido, desoyen su invitación, y entonces Dios abre sus brazos en el cruce de todos los caminos.
Sólo que tampoco hay que confiarse demasiado al momento de pretender sentarse a la mesa de sus favores, a la mesa de su verdad. No basta con querer los bienes gratuitos de Dios, sino que se nos exige una disposición correcta, merecedora de tan alta compañía y distinción.
San Pablo decía a sus comunidades: Revestíos de Cristo, revestíos del hombre nuevo que nace del bautismo cristiano. La salvación hay que merecerla con una vida santa.
Responde así el hombre nuevo a la llamada divina, porque muchos son los llamados y pocos los admitidos a su mesa.
Divagación: Los nombres de los pueblos
Me complazco en fijarme en los topónimos de los pueblos. Son distintivos de cada lugar y en su historia gustan de bucear los filólogos, estudiosos del idioma. Así, nos dicen que Caudete significa origen de río, caput aquae en latín, del que proviene; Ontinyent, que tiene fuentes, Carcaixent, de un antiguo carcasén preromano, lugar alto o defensivo.
En el vecino Teruel, abundan los topónimos expresivos de algo, como Luco, bosque en latín, Aguascalientes, Albentosa, nombre híbrido de árabe y castellano, Fontferrada y Foncerrada, por sus aguas ferruginosas. Y no falta algún caso curioso de etimología popular, como Vinoaceite, que originariamente fue Ben Azeit, su fundador.
En Valencia, donde los árabes permanecieron siglos, los topónimos que acuñó su lengua conservan su sello característico con su prefijo de descendencia: Benitatxell, Benissa, Benicull, Benimodo, Benisoda, Benitxembla, etc, alusivos al jefe moro que fundó o se estableció en dicho lugar. Otros designan la condición peculiar del pueblo, como Aldaia, aldea, Peñíscola, peñasco o peña pequeña, Valldigna, valle digno o hermoso, Alzira, la isla, Gabarda, lugar hondo.
Historia, geografía y filología son disciplinas hermanas que se complementan y respaldan, surtiéndonos de datos que ilustran nuestro conocimiento y nuestra cultura.
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