Jesús inmola su vida para salvar la nuestra, que acaba demolida en tierra si la ponemos a merced de nuestro egoísmo. El fuego la hará cenizas que fertilicen la muerte. Entre la vida luminosa y sin orillas que Dios pone a nuestro alcance, y la muerte a oscuras en manos del tiempo, el sacrificio de nuestros intereses es moneda valiosísima de cambio para ganarnos el favor de Dios. Todo lo que hay que hacer es negarse a sí mismo.
Reflexión: Los tres ciclos litúrgicos
Una conocida editorial que regentan padres dominicos, publica cada año el conjunto de pasajes evangélicos que reúne la liturgia para su lectura en la celebración eucarística. Al año en curso le corresponde el ciclo A; al año próximo, el B; y queda el C para el tercer año. Se trata por tanto de una propuesta trinitaria que abarca así todo el evangelio. Son ediciones populares de bajo coste, con un breve comentario acompañando cada pasaje. Hacer uso diario de él, ayuda a familiarizarse con la palabra de Dios, un excelente cometido, porque Jesús dice que su palabra no pasará y que quien cree en su palabra, no morirá del todo. ¿Qué mejor recompensa?
Totalmente de acuerdo, Ángel. Nosostros recogemos todos los años esa publicación en la parroquia y la leemos diariamente. Así, aunque sea breve, nos acercamos a la palabra de Dios y a la pequeña reflexión que hace el padre Martínez Puche. Gran recomendación la tuya. Nosotros también recomendamos leer TU BLOG a diario. Vale la pena. Un abrazo de Santi y Delia.
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