sábado, 13 de agosto de 2011
Jesús y los niños
Los niños son para Jesús el icono de la sinceridad, la simplicidad y del cariño, el dechado de la pequeñez a que conduce en el hombre la humildad. Negarle los niños a Jesús es no saber quién es y cómo piensa, sobre todo cuando se los acercan para que les imponga sus manos y rece por ellos. No puede ser más escasa la sensibilidad de sus apóstoles, hombres rudos endurecidos por el trabajo, y solícitos para con el maestro, pero de corazón inflexible. Quien quiera aprender cordialidad y ternura, que busque a Jesús: la imparte a manos llenas.
Divagación: Toldos
Una de las industrias florecientes que existieron, a nivel de artesanía, en nuestros pueblos, fue la de la confección de toldos para carros, una cubierta que los arrieros llamaban entalamadura. Ya no hay carros, pero quedan los toldos con que se protegen del sol o de la lluvia comercios y balcones. Toldos preferentemente verdes, no sé por qué, no acabo de entender el motivo. Admitamos que se trata de un color no agresivo en el que descansa la vista, por lo que, en los colegios, las antiguas pizarras horrorosamente negras, ahora se prefieren verdes. Hay aún un cierto inconveniente en el uso de esos toldos, que tiene que ver con el viento. Cuando el viento azota furioso las faldas caídas de su delantera, los chasquidos producidos acaban fatigando el oído. Pero esto no afecta en absoluto al color que se quiera dar al toldo. Verde o rojo, ¡qué más da!
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