miércoles, 31 de agosto de 2011
Enfermos en Cafarnaún
Lucas tiene un estilo propio como historiador y narrador consumado que conviene conocer, porque es conocer la forma literaria del evangelio, palabra de Dios redactada por hombres..
Aquí nos ofrece un contraste muy significativo entre Nazaret, la aldea de Jesús, donde fracasa por la falta de fe en su persona, y Cafarnaún, donde, muy al contrario, es notable la afluencia de enfermos y posesos, cuyas curaciones ha de interrumpir porque hay otras poblaciones que esperan también el beneficio de su palabra y su obra salvadora.
Desde ahora establece en Cafarnaún su morada y centro de operaciones, y no en su pueblo, aparte de la facilidad de desplazamiento a las aldeas que lo circundan que le ofrece el lago inmediato .
El relato se anuncia con una transición de lugar y un sumario o resumen generalizado de lo que hace, recurso frecuente en Lucas. Con tal procedimiento abre a manera de un paréntesis en el relato, enumerando de modo entrecortado un conjunto de hechos de los que sólo hace mención, y en los pasajes que toma de Marcos, corrige el lenguaje suprimiendo enlaces gramaticales demasiado monótonos y añade precisiones que necesitan lectores del mundo gentil, desconocedores del mundo judío.
Lucas es un investigador y un buen escritor que se esmera en presentar al mundo la vida y obra de Jesús con la máxima dignidad posible. Y así, incluye alguna curación especialmente significativa; las demás las enuncia de manera global.
Divagación: He visto un burro
Hace ya años, cuando se nos abrieron las fronteras al mundo, cerradas por la guerra fría, empezaron a afluir a España los primeros turistas, que quedaban perplejos a la vista de los borricos con que se cruzaban en sus itinerarios, inexistentes en los restantes países fríos de Europa. El trasporte movilizado por carretera y los tractores en el campo, fueron orillando la estampa de asnos, mulos y rocines, lo que, en literatura, añadió una nueva nota de exotismo al que monta Sancho en las aventuras del Quijote.
El profeta Ezequiel alude en alguna ocasión a los que vagaban silvestres por su áspera tierra, campando libres entre los riscos desérticos de Judá.
El burro es un animal en peligro de extinción en nuestro suelo patrio. Y ocurre que hoy, inopinadamente, he visto un burro, un burro paciente, como todo burro que se precie, un burro triste y solitario, paciendo en la orilla de un campo. Un burro de verdad, como los de antes. Y me ha mirado, pero me ha mirado indiferente, con extrañeza. ¡Pobre burro!
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