Existe, hoy día, una fuerte reserva contra la creencia en los poderes de la maldad que llamamos diablo. Y al contrario, quienes se resisten a creer en Dios, tienden a creer en el diablo con suma facilidad. Ahí están las sectas satánicas.
Las raíces del mal son a veces tan profundas y perversas, que es explicable pensar en algo metafísico que lo encarne. Hay formas de violencia y perversidad que superan toda ponderación, corrientes oscuras que ningún hombre puede dominar ni explicar.
Frente al mal, Jesús es el amor, la obra liberadora del Reino, el alto ejercicio de la divina bondad en lucha con la maldad. Pero desde la cerrilidad, sus adversarios le acusan de que obra el bien, con la ayuda de los poderes del mal, lo cual es una incongruencia absurda, una endiablada travesura. La mala voluntad acaba por cegar al que no quiere ver.
Reinos divididos hoy son los matrimonios donde no hay amor, padres e hijos que se combaten, hombres en mortal confrontación y en guerra, políticos que no piensan en el bien común. A estos tales es a quienes Jesús les dice que quien no está con él, está contra él.
Pidámosle que sepamos leer con el corazón los avisos con que nos lleva hacia sí.
Rerflexión: El polen y las alergias
Mal pronóstico el que se cierne sobre las alergias primaverales, ese daño que origina la intensificación con que las incidencias del polen de las plantas ponen en jaque nuestra salud, siempre tan frágil. Sobre ella, como en cuerda floja, se tambalea la vida humana. Hasta ahora, la primavera era la causante de la difusión del polen de las plantas, y con más malignidad el de las gramíneas, que incidían agresivamente en nuestro bienestar. Leo que, asociadas a la contaminación atmosférica, las alergias se están extendiendo prácticamente a lo largo de todo el año, de modo que una dolencia estacional se ha convertido en perpetua amenaza anual.
Lo siento por quienes son propensos a sufrir invasión tan ponzoñosa, si bien, este año, excepcionalmente, por la sequedad del ambiente, según dicen, la incidencia del polen resultará menos irritante y molesta.
Rincón poético
DIOS CERCANO
Para ser como nosotros,
te hiciste un hombre cualquiera.
Tu corazón quedó entonces
al ras del nuestro. Quien quiera
puede hablarte de tú a tú
de la más llana manera.
Desde entonces, nadie diga
que a Dios resultan ajenas
las sacudidas que al hombre
le acosan y le atormentan.
Señor, qué fácil pusiste
vivir contigo, a tu vera.
Los que pasan junto a ti
y no te miran siquiera,
¿cómo es que viven tan lejos
de ti que vives tan cerca?
Si su corazón mirara
una noche tus estrellas,
hace tiempo que sabrían
que, aunque hay ojos que lo niegan,
para llegar hasta ti,
no hace falta una escalera.
(De Invitación al gozo)
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