lunes, 19 de marzo de 2012

Solemnidad de san José

Es muy poco lo que sabemos de San José, y aún eso ha servido para que se le desfigure la imagen con que suele representársele. A María se la representa joven, porque se nos dice en el Evangelio que era una doncella; a San José se le representa ya viejo, como si nunca hubiera tenido juventud. No parece que fuera esa la realidad:
Muy probablemente se conocieron en Séforis, una aldea cercana a Nazaret, y que por la época en que José y María son jóvenes, es declarada futura capital de Galilea , cuya construcción debió de reunir a un gran número de obreros y constructores, como san José. José y María se casan en Nazaret, un pueblecito pequeño, situado en la falda de una montaña, en forma de anfiteatro, que dispone de unas trescientas familias.
San José era necesario en la obra salvadora de Dios: porque lo necesita para que su Hijo puede nacer de la casa de David, como estaba previsto en las Escrituras y porque se necesitaba también de un padre en quien el hijo pueda mirarse.
El padre en Israel cumple una función primordial: es el jefe de la familia, al modo patriarcal, una herencia de la vida en el desierto durante la larga marcha a Palestina; le correspondía presidir todos los actos importantes de la vida del hijo, civiles o rituales; a él le toca la redención del primogénito en el templo, lo que imponía su cuidado de por vida. Él lo había rescatado.
La circuncisión era un rito que comprometía al padre de por vida, hasta la edad del matrimonio del hijo. Camino de la sinagoga, todos los sábados, el padre va delante con el hijo; la madre detrás, porque la mujer es impura desde la adolescencia, y ni siquiera puede rezar en voz alta en la sinagoga. Al padre le toca, finalmente, la enseñanza del hijo en las tradiciones de su pueblo y educarle.
En consecuencia: a san José le corresponde la difícil labor de ser padre del Hijo de Dios, en el lugar de Padre eterno. Y en esa función, no le faltaron adversidades. Es esa la principal función de José.
Es pieza necesaria en el misterio de la encarnación y educación de Jesús. La palabra que mejor define su menester en la Sagrada Familia, es la de ser protector de María y José, y estar siempre al servicio de ambos. Su modestia es patente, siempre eclipsado por la superior categoría de Jesús y María. Pero ante todo, es un modelo perfecto de servicio a los demás.


Reflexión: La honorabilidad en tela de juicio

Los cargos que invisten a los gerentes de la cuestión social, desde la responsabilidad, se deben al bien común de la gente que los elige. Los ciudadanos tienen el derecho de que quienes los representan procedan con eficacia y den en todo momento signos de honorabilidad, para evitar, cuanto menos, que el ciudadano, decepcionado, acabe por retirarles su confianza y aprecio.
Uno se lleva las manos a la cabeza cuando se entera de las actividades más o menos fraudulentas de unos y la corrupción de otros.
Hay que aplaudir a los jueces que no se retraen al momento de enjuiciar a los poderosos.


Rincón poético

HAY HERIDAS QUE NO SANGRAN

Tengo una llaga ardiendo
en mi costado.
Sé bien de qué manera
me lo han sajado.
Quién lo diría.
Nunca pensé en la mano
que así me hería.
No penséis en la lanza
ni en el soldado.
Ha sido el mismo Cristo
quien me ha matado.
Jesús piadoso,
mo sabes cómo duelo
morir tan pronto.
Hay heridas que sangran
y otras que no.
No es tan escandaloso
siempre el amor.
Jesús divino,
restáñame esta herida,
que aún estoy vivo.
Sé bien lo que es sufrir,
pero, qué cosas:
tengo esta herida abierta,
llena de rosas.
Jesús piadoso,
sufrir contigo es mucho
más doloroso.

(De Invitación al gozo)

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