miércoles, 7 de marzo de 2012

Subida a Jerusalén

Camino de Jerusalén, por la tortuosa pendiente que sube desde Jericó, aparta Jesús a los suyos y vuelve a confíarles que su muerte está cerca. Es lo peor que le puede ocurrir a un hombre, ir irremediablemente hacia su muerte. Mal momento para que una madre amantísima, ajena a lo que está sucediendo, implore lo mejor por sus hijos. Jesús vuelve a su discurso haciendo ver a sus discípulos que, sólo bebiendo del cáliz amargo que va a beber él, lograrán traspasar con él las puertas de la Vida que no acaba.
Ha juntado así dos cosas que al final han de converger: que esta subida de Cristo a la cruz es el último tramo de su marcha al Padre, y que ese mismo trance es el que les espera a ellos y a cuantos quieran seguirle de verdad.

Reflexión: El nivel de nuestra enseñanza

El atraso cultural de estudiante español es evidente. Y urge poner remedios, no tafetán, a cuestión tan sera. Hablo con un profesor y lamenta que el estudiante carezca de estímulos en una sociedad, en buena parte desmoralizada, donde el recurso a la corrupción resulte tan a la mano. El hombre de la calle se deprime, justo cuando los desniveles económicos resaltan especialmente ofensivos. ¿Quién puede instar a nuestros jóvenes a perseguir altos ideales que lo más representativo de la sociedad desprecia? El hecho es que el estudiante se siente desmotivado. No le importa gran cosa saber o no saber. No tiene ambición, indiferente a todo. No sabe qué hará en sus días futuros, y desde esa indiferencia, no hay asignatura por la que sienta preferencia alguna. Se salvan los que ven su porvenir en la música, la pintura o el arte en general. Tal vez, también, los que disfrutan con los entresijos de la informática. Pero en general, sólo se tiene una cosa clara: pasarlo bien, vivir al día. Mentes vacías de todo idealismo, materia propicia para la redada de las sectas, ese laberinto del que tan difícil resulta salir, si es que se logra salir con la mente sana.
Es fácil arruinar el itinerario normal de un estudiante con sistemas educativos equivocados pensados desde un despacho ministerial. Y en ese desierto educativo, no cabe un porvenir despejado para un chico. Difícil resulta ahora sacar las ruedas del carro, del atolladero en que han quedado atascadas.


Rincón poético


ORACIÓN POR LOS INCRÉDULOS

Creo, mi Dios, por los que te maldicen
por los que contra ti, encorajinados,
te niegan con ahínco,
restallando blasfemias, cuando escupen
tu nombre, cuando intentan
arrasar cielo y tierra como ríos.
Te creo, mi Señor,
por los que no te ven en la perfecta
belleza de una rosa,
por los que no adivinan tu presencia
en la bondad de una mirada
y en el temblor recién nacido
de un niño.
Dicen ellos que no estás,
que no eres nada, una ficción o apenas
una sombra sin árbol.

Nada saben de ti, les incomoda
la sombra espesa de tus alas,
los labios que te nombran, la posibilidad
de que lleguen un día inopinadamente
a descubrirte. Eres su pesadilla;
no perdonan que en sueños
les hables quedamente y les sonrías.
Y es que es hiriente, mi Señor, tu ausencia.
Están solos, mi Dios, pero te temen
cuanto te necesitan.
Te teme siempre el hombre
cuando, de pronto, a él tanto te aproximas.


(De Invitación al gozo)

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