martes, 16 de marzo de 2010

Asomándose al pasado


La técnica fotográfica permite fijar imágenes insignes con que contemplar, con el tiempo, un pasado en blanco y negro que no hemos llegado a vivir y que estuvo por ahí dando puntual sentido a la historia. Es como asomarse a tiempos pretéritos que ya no son, en una gris revelación de lo que ni sospechábamos, como quien levanta una losa sobre un tesoro inopinadamente escondido o da sorprendido con un códice añoso entre papeles viejos.
Alguien ha colgado en internet una serie amarillenta de fotografías ya antiguas, que nos revelan cómo era aquel Teruel en pasadas centurias: la casa de Los Amantes en la calle del mismo nombre, lastimosamente destruida durante la contienda civil: no cuadran bien las armas fragosas de la guerra y el amor inmarcesible de los hombres; igualmente, figura la Puerta de Daroca, empinada a mitad de puerto, sobre lo que fue la Huerta de los Frailes, hoy extenso solar recientemente edificado, y desde otra perspectiva, un rincón junto a ella del convento trinitario que la integraba sobre la desaparecida mezquita mora. Aparece también la amplia y espléndida fachada de la Iglesia de San Juan con su airosa torre mudéjar, junto al hospital del mismo nombre, o la airosa cúpula del Convento de San Raimundo de Rocafort, edificado en lo que fue altivo palacio real, hoy glorieta para el ocio y expansión ciudadana. Está lo que en principio fue edificio de escuelas públicas, alzado por los franciscanos como permuta por la Iglesia de San Francisco, hoy destinado a Archivo Municipal. De dicho Convento de San Francisco y el puente adjunto del mismo nombre, hay varias muestras muy valiosas, desde perspectivas complementarias de gran interés. En una de ellas, llena de luz y vida, se ve a un grupo de mujeres ataviadas a la antigua usanza, lavando ropa en la orilla del río, junto al puente, en una escena costumbrista digna de Alenza, si Alenza hubiera sido aragonés.
El recuento y comentario de todo resultaría demasiado prolijo. Que elija cada cual lo que más le incite a pensar lo que no sabía y sorprende descubrir ahora.
(Nota: La foto sale muy pequeña, pero en el número 11 es donde se encontraba -y se encuentra- el convento franciscano)

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