lunes, 29 de marzo de 2010

La amable compañía de los libros

Más que el perro, el libro es el mejor amigo del hombre. Amigo y confidente, según se lea o se escriba. Sin el libro y papeles afines como los escondidos documentos que a veces despiertan y confirman la dudosa autorías de un libro, una fecha, un hecho relevante, no hubiera llegado a nosotros lo que supieron, desde antiguo, quienes nos precedieron. Su importancia la dictan sus contenidos y el buen hacer de los buenos escritores. No es extraño que entre las tres cosas que completan la biografía de un hombre, figure, según la sabiduría china, junto a tener un hijo y plantar un árbol, escribir un libro.
Muy distintos del museo de obras maestras de arte para su cabal conservación, la biblioteca es un conjunto de libros para favorecer el estudio y la lectura al buen catador de la literatura y la investigación. El museo tiene algo de cementerio famoso; no así la biblioteca, y en tono menor, la librería privada. Mediocre favor hace a la cultura quien acopia libros para adornar, con sus lomos de cuero verde y letras doradas, las estanterías de un mueble de caoba en el salón.
La historia del libro, interesantísima desde el papiro y el pergamino al códice miniado y la imprenta, escapa al humilde cometido de este simple comentario. Hazte con una buena compañía de buenos libros y admira en reservadas vitrinas los que, por su valía, rebasan tus posibilidades de posesión gozosa, como las venerables páginas góticas, de entretenida y elegante grafía, de un señorial libro de horas.
La atenta lectura, con los años, además de ilustrarte y aliviar el retiro de una lenta y tranquila ancianidad, te mantendrá despierto al mundo, abierto siempre a un horizonte enriquecedor de viajeros conocimientos por la cultura y lejanas latitudes de las historia a las que tu pie no llega.

1 comentario:

  1. Yo también me quedo mejor con el libro que con el perro como amigo, me encanta la lectura. Y estoy de acuerdo con todo lo que dice.

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