miércoles, 26 de mayo de 2010

La biblia y el español

Las lenguas crecen y se desarrollan como organismos vivos, y durante esa progresión, son diversos los factores que inciden en su evolución y concreción lingüística.
El año 2006, se fijaron en San Millán de la Cogolla, cuna de nuestra lengua, los criterios de crítica y difusión de 18 biblias pertenecientes al archivo del Escorial, traducidas a nuestra lengua de originales hebreos y griegos, que abarcan desde el siglo XIII hasta nuestros días. El estudio persigue hacer un seguimiento de la evolución del español desde el influjo de dichos textos bíblicos en cuanto a géneros, léxico y locuciones lingüísticas que han venido enriqueciendo nuestro acerbo expresivo y ahora su mismo conocimiento.
Traducir es recrear, en la lengua a la que vierte un texto original, cauces de expresión paralelos que hagan posible la inteligencia del nuevo producto. No cabe duda de que el mismo hecho de ajustar una lengua a los giros de otra a la que se traduce, es de suyo un proceso de creación lingüística del mayor interés, al tiempo que nos sirve ahora para trazar la línea evolutiva del influjo sufrido por el castellano en nuestro caso.
Y es que la Biblia, el libro por excelencia, atraviesa nuestra lengua desde sus orígenes, injertándose en ella, no sólo desde el nivel profundo del significado, sino también en el superficial de la expresión sintáctica.

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