Desde el Vaticano se ha dicho que “la mentalidad difusa” mina la limpia realidad del matrimonio.
¿Qué quiere decir eso de “mentalidad difusa”? Mentalidad difusa es la confusión buscada para pervertir el sentido propio de conceptos tan claros como el que expresa la palabra matrimonio. Importa acabar con la firme realidad del matrimonio cristiano, y el procedimiento empleado vaciar el término de sentido es meter en un mismo saco toda clase de sucedáneos y mixtificaciones más o menos parejas y agitarlos antes de usar.
Empleando el mismo término para designar realidades sustitutivas como parejas de hecho, uniones homosexuales, u otras experiencias afectivas tan efímeras como poco serias, la palabra matrimonio entra en confusión, porque lo que sirve para todo no sirve para nada, y víctima de tales manejos con que se tergiversa lo que todos entendían muy bien, se crea esta mentalidad vaga y difusa, al dejar en el limbo de la ambigüedad el significado de dicho vocablo.
¿Por qué no llamar a cada cosa por su nombre y poner a cada una en su sitio? No; no parece interesar y ni se intentará. Pero mientras tanto, dejemos claro que matrimonio es unión y compromiso de un hombre y una mujer. Lo demás son ganas de embrollar el asunto forzando y falseando conceptos, para marear la perdiz.
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