viernes, 31 de diciembre de 2010

Un mendrugo de pan

Malvivimos momentos de desilusionado aliento e incertidumbre. Del estado de bienestar hemos pasado de golpe, sin transición, a un cada vez más hundido nivel de vida, y el futuro inmediato se nos antoja con sobrada razón incierto y amenazante. Nadie es tan iluso que espere mejoras inmediatas, sino un progresivo empeoramiento que ha de sumir a muchos en la desesperación, en la medida que les hunde en la miseria. Una desaforada ambición mueve los hilos de los especuladores a quienes la penuria de los otros les trae indiferentes. Y entre los indicios de incidencia de tal caótico estado de cosas, habla claro el aumento de actos delictivos, donde es especialmente llamativo el robo de alimentos, la desolación del suicidio, ese abismo negro de quien se ve ciego ante graves problemas inaplazables, y el incremento de la azorada ayuda alimentaria de instituciones como Cáritas, con que se intenta paliar el hambre de muchos, azote de pobres y desarrapados.
Duele la impotencia de no poder hacer siempre un poco más, al momento de acercar nuestra mano a la de la Iglesia, con que descubrir el rostro de Jesús en el gesto deprimido y hasta avergonzado de los que tienden la suya, como nuevos y forzados mendigos, por un mendrugo de pan. Que al menos no les falte eso, un fementido mendrugo de pan.

jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Quién dice la gente que es Jesús?

Podíamos nosotros añadir también. ¿Quién dice Jesús que es él?
Un niño italiano de corta edad escribía a Jesús preguntándole lo siguiente. Querido Niño Jesús: ¿Tú cómo sabías tú que eras Dios?
No sé si el Niño Jesús le ha hecho llegar la respuesta por alguno de los medios de los que suele servirse Dios para hablarnos. Pero, en todo caso, bien merece que alguien le ayude a salir de dudas, porque no es pregunta fútil, sino que  lleva una llamita de sabia ingenuidad muy adentro.
Jesús se percata de que es el Mesías enviado por Dios a los hombres, en su bautismo, cuando el Espíritu Santo aletea sobre él revelando que es el Cordero de Dios, su predilecto, a quien corresponde cargar, como el Siervo de Dios, como Isaac, con la leña de nuestros delitos.
Hay, con todo, un pasaje, el más explícito de todos, que nos presenta a Jesús en la sinagoga de Nazaret, su pueblo, leyendo en Isaías los condiciones que identificarán al mesías, y acabada la lectura de texto tan esclarecedor, desvela a sus paisanos que él es exactamente ése salvador predicho por el profeta. Y con el tiempo, cuando, según Mateo, a la pregunta de quién creen sus discípulos que es él, Pedro le confiese como Mesías e Hijo de Dios, Jesús asentirá alegando que, una vez más, es el Espíritu de Dios quien revela tan altos misterios.
Fue también el Espíritu divino quien, a su tiempo, le hizo saber a Jesús que era Hijo de Dios, porque al Espíritu correspondía revelarle las verdades del Padre, que luego trasmitía Jesús a los suyos.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Al hilo de una noticia

Sorprendentes hallazgos científicos sobre átomos de antimateria, han  vuelto a poner sobre la mesa de nuestra curiosidad la teoría de un estadio inicial en la edad del cosmos, anterior a todo, donde materia y antimateria coexistían en perfecto equilibrio.¿Es ese estadio originario el que consideramos como el de la nada?¿O la nada le precede?
Una explosión de energía rompe esa armonía entre contrarios, cuyas trazas luminosas han sido fotografiadas por los astrónomos en la trastienda del universo. Y surge la materia quedando la antimateria en un trasfondo todavía incognoscible. Ese residuo de luz enrojecida es todo lo que queda de aquella cegadora deflagración, el Big-Bang.
Por alguna razón que se ignora nos queda un universo que es el ámbito de la materia en fases de combustión y luminosidad, cuyas cenizas sufren la atracción de la gravedad hasta conglomerarse con hielo y configurando rocas estelares que, asociándose del mismo modo entre sí, conforman la tierra y los planetas. Vivimos sobre polvo de estrellas apagadas. Y uno se pregunta al punto en qué momento preciso de ese proceso, Dios, dueño de todo, pone el dedo creador sobre el hálito de la vida y el curso del tiempo. Porque la vida y el tiempo son criaturas suyas.

martes, 28 de diciembre de 2010

Los santos inocentes

        Mateo, que gusta de hilvanar con citas bíblicas su relato evangélico, eleva el tono del llanto colectivo de todas las madres que pierden a sus hijos inocentes, con el recuerdo dolorido del llanto de Raquel por los suyos: Un llanto se oye en Ramá, llanto y grandes lamentos.
Es el llanto amargo por todos los que todavía hoy vierten su sangre inocente en el ara encendida del nombre de Jesús. El incomprensible odio religioso con que se tiñen de sangre ciertas creencias, persigue sañudo y mata a ciegas a tantos hermanos nuestros en Irak, donde todavía hoy se habla la lengua bíblica que hablaba Jesús, en Pakistán, donde ser cristiano es asumir el compromiso heroico de serlo con extrema firmeza, en Nigeria, donde los hipócritas intereses comerciales del petroleo acaricia y acalla las voces de protesta occidentales.
Son los santos inocentes de hoy. Es la sangre que la Iglesia pone en la copa redentora de la salvación de Cristo, sugiriéndonos cómo debemos aceptar lo que él disponga de todo cristiano.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Ochenta y ocho catedrales

        Libertad Digital ha aprovechado estos días de fe en quien ha venido, trazando un recorrido, con una muestra excelente de flamantes fotografías, por las 88 catedralicias de nuestro inagotable patrimonio catedralicio, y es una delicia poder admirar este bagaje cultural inapreciable, testimonio de una fe berroqueña que identifica su fuerza creadora en este homenaje en piedra al amor de Dios. Si alguien hubiera querido alguna vez elevar un monumento eterno a la nobleza de la piedra, el resultado no podía ser otro que una catedral.
Ahí está la fina elaboración artística de la catedral de Burgos, junto a otras graníticas como la de Mérida, la de Jaén, igualmente maciza y clásica a la vez, la de Solsona, que protege de la intemperie pórtico y rosetón, casi escondidos, la de Mondoñedo, compendio de estilos sucesivos que cuentan su historia, la de Teruel, compleja en su articulación mudéjar de cuerpos que la enriquecieron en su crecimiento, de siglo en siglo desde el XIII, o articulada entre superficies limpias de hechura rectilínea con que la modernizan, como la de Tarrasa.
En sus sillares, la impronta de la fe se revela en las más altas de cantería, las que imprime en todas ellas la piedad de un pueblo que se alza como de puntillas sobre la piedra sagrada para acercarse a Dios.

domingo, 26 de diciembre de 2010

La magia de los belenes

      La creación y montaje de belenes es una actividad espontánea a la que, para estas fiestas, se dedican niños y mayores. Hay quienes logran tal experiencia en su realización, que sus pequeñas obras de arte, las más de las veces efímeras, otras ya estables, llaman en ocasiones la atención de los medios de comunicación, ya, por sus dimensiones, ya por la naturalidad que les confiere el uso de mecanismos con que se dota de movimiento a sus figuras: los ríos llevan agua, nieva en la cumbre de un monte, el molino mueve sus aspas, el herrero golpea el yunque con un martillo, un tren anacrónico, de los de carbón,  recorre ruidoso el paisaje pitando mientra atraviesa puentes y un túnel renegrido por un humo misterioso que no se ve...
En Teruel hay varios que merecen la atención de una visita con los niños. Sobresale el del convento, por su espectacularidad, que ofrece un recorrido didáctico completo por los misterios de la navidad, desde la Anunciación hasta la adoración de los Magos.
Es el atractivo de la navidad interpretada ingenuamente por la magia de los belenistas. Al fin, es un Niño el que nos nace en las pajas de ese pesebre consabido del buey y la burra.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Villancico de belén en guerra



              En Belén blanden cuchillos.
              ¿Quién lo había de pensar?
              Tienden alfombras de guerra
              ante quien nos brinda paz.
              Busque José en otra parte
              donde puedan descansar,
              que aquí el odio ha establecido
              la omnipotencia del mal.

              Están callados los ángeles,
              no brilla la estrella más,
              nadie ha visto a los pastores ,
              buey y  burra, no están ya,
              miedo y silencio se alían
             temblando en la oscuridad
             y hasta las sombras se postran
             a los pies de Satanás.

             Pero Dios nace otra vez
             en medio de un huracán
             y al soplo de su presencia
             se arrodilla la maldad,
             que donde nace el amor,
             muere el odio, muere el mal.
             Magos abrazos le ofrecen
             abiertos de par en par

              Venid, cristianos, a verle,
              que Dios ha nacido; está,
              no entre pajas, junto a un buey,
              en cenizas duerme ya.
              las cenizas que han dejado
              muertas la perversidad.
              Arropadle, que no vea
              este mundo cómo está.

               En Belén blanden cuchillos.
              ¿Quién lo había de pensar?

                Fray Ángel Martín, ofm.

viernes, 24 de diciembre de 2010

El nombre de Juan

A diferencia nuestra, llevar un nombre u otro no le es indiferente a un judío. Al nombre le atribuyen una significación y una intención muy acusada. Así, si Jesús significa el que salva, Juan  viene a ser tanto como Dios da gratuitamente. Por eso, tiene tanta importancia asignarle a un recién nacido un nombre u otro y se comprende que disientan sus padres al momento de la circuncisión.
Antes de nacer Juan, el misterio planea ya sobre ese niño concebido de modo prodigioso, como un don de Dios, y de ahí el significado del  nombre. Se adivina ya que relevante el designio de Dios sobre él, en los albores del Reino que adviene. Pronto se encenderá la llama de la Buena Nueva. Es obvio que se refieran a él proclamando que La mano de Dios está con él.
Una bella imagen. La mano de Dios. De manera muy semejante, Jesús dirá un día que los signos prodigiosos con que Dios resalta lo que él hace, son obra de sus divinos dedos.

La mano del hombre es hábil y hermosa ya de por sí, y da significativa expresividad a nuestras palabras. La mano de Dios, además, es signo de poder y  misericordia. Con ella nos hizo, con ella nos perdona, y nos empuja a pequeños empujones, a andar por sus caminos, que son caminos de generosa gratuidad, como proclama el nombre de Juan: Dios da gratuitamente, sin esperar nada a cambio.
Ojalá que la espléndida mano de Dios, rica en dones, mantenga siempre la sombra de sus manos sobre nosotros.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Oír, escuchar y difundir

Los hechos prodigiosos  con que Dios se ocupa bondadoso del hombre, no sólo son para reconocer ese bondadoso poder suyo, sino para propalarlos, para referirlos a otros, de modo que cundan en todos las alabanzas que su misericordia merece.¿No es esto acaso lo que quiere decirnos el profeta Isaías cuando proclama. “Los lejanos, escuchad lo que he hecho.” Los hechos no se escuchan, se presencian. Pero sucede que los lejanos ignoran lo que Dios ha hecho con los suyos. Por eso les pide que se detengan a escuchar.
Escuchar algo supone que alguien lo está dando a conocer. Es lo que sucede con Jesús, que requería de los que le oían, que no se limitasen con oír, sino que prestasen atención a sus palabras, de modo que les moviesen a ponerlas en práctica. Y llevar a la práctica su enseñanza implica hacer partícipe a otros del don de su palabra luminosa, refiriendo a otros lo que sabemos de Jesús y sus misterios. Todo eso va implícito en saber escuchar. Cuando no se le escucha, los cercanos son más lejanos que los que están lejos

miércoles, 22 de diciembre de 2010

El Verbo de Dios se hizo carne

Fue la voz rotunda e intemporal de un profeta, Ezequiel, la que predijo que en los nuevos tiempos que se avecinaban, sobrevendría un cambio singular a cargo del Espíritu de Dios, quien se domiciliaría en el ámbito de la naturaleza humana para remediar la dureza humana.
Es de ver cómo en los prolegómenos evangélicos de la encarnación, el Espíritu de Dios rondaba en torno del corazón humano y se instalaba en el aliento de Zacarías, del anciano Simeón, de la profetisa Ana, hija de Fanuel. Henchiría el pecho de Juan Bautista, de Isabel, prima de María, y de singular manera, centralmente, el corazón limpísimo de la Virgen.
Es todo como una irrupción de Dios en la naturaleza enferma del hombre, de modo que la misma Palara encarnada en Jesús, tendrá sentido en la medida que se lo da el soplo del Espíritu divino. Un desbordamiento del Espíritu Santo en el ámbito en que deposita , hecho Niño, las entrañas mismas del primoroso corazón de Dios, Jesús.

martes, 21 de diciembre de 2010

El Señor está cerca. Venid.

Día tras día, la liturgia navideña nos va acercando a ese Niño que nos nace, y lo hace apremiándonos como a pequeños empellones, acortando la distancia que aún queda por andar, poco a poco, de modo que se nos va llenando el corazón de su presencias, el pecho de júbilo y los ojos de su luz. El Señor está cerca, se nos urge; venid, y ya en su presencia, adorémosle.
Vivir la liturgia es vivir esta alegría acezante con ilusión, como quien sueña un hallazgo tan encantador como hallar de pronto a Dios mismo ante nosotros. Encantador es para María la menudencia blanca de su Hijo, lo es para unos ángeles que cantan entusiastas hasta desgañitarse y para unos pobres pastores pobres que no salen de su asombro. Éste es el júbilo desbordado y a veces travieso de los villancicos. Nuestro júbilo alocado e incontenible.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Somos lo que queremos

Así se expresa una canción de moda. Yo me permito disentir. Soñamos lo que no somos y queremos ser. Ni siquiera soñamos lo que queremos, se sueña en lo que urge y no se tiene, porque la necesidad insatisfecha es la varita mágica que colorea los sueños, y así, soñando, se venga uno de sus propias carencias. El hambriento sueña en disponer de una mesa rebosante de pan, y el que tiene sed, si es español sueña en un botijo, si norteamericano, en una Coca Cola descomunal.
El pueblo hebreo, débil, pequeño y siempre amenazado, soñaba en un Dios invencible y poderoso, un Dios necesario, e identificaba la paz con el arco de su poder. Los cristianos, respetando aquellas decisivas y angustiosas circunstancias, hemos sustituido el poder por el amor, y fue precisamente un judío, Hijo de Dios, quien vino a recordarnos que Dios es todo bondad y el amor es su apellido. Y justamente estos días, en Belén, se nos da una lección de puntos. Aprendámosla.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Allí donde habitaría la nada

“Allí, donde habita el olvido”, se sitúa el poeta romántico que fue Becquer, aludiendo indefinidamente a semejante localización borrosa, desde la misantropía. Así, nebosamente, pensaba también la antigüedad  la frontera liminar del mundo.
Se consideraba que la tierra era llana, de modo que el océano que circundaba el planeta se extendía mar adentro de infinita manera, hasta un punto en que, de pronto, tierra y mar cedían, porque sobrevenía la inmensidad de un precipicio sin fondo, abismo sideral y cobijo de todos los misterios, la última orilla brumosa de todo. Allí comenzaban “las tinieblas exteriores” de toda amenaza definitiva.
Nadie había podido alcanzar nunca ese extremo tenebroso y temible, pero la imaginación no dudaba en darle forma y situarlo allá lejos, en el límite inalcanzable de toda posible aventura.
Vladimir Kush ha concretado tan determinante fosa insondable pintando sus enrojecidos acantilados, bajo una luz de atardecida, que no dan a nada, porque son el fin último, el valladar inverso donde la vastedad de la tierra y el mar acaban. Para el pintor ruso, tal despeñadero, soleado y luminoso, no deja de tener su encanto. No eran éstas ciertamente las conjeturas de la imaginación primitiva, cuando pensaba de tan errónea manera la ruina final de la amenazante vaciedad del cosmos, y yo me complazco por eso mismo en esta otra visión placentera del artista, donde lo temeroso queda lejos y la inexistente realidad de nuestros mayores se viste de tan bellos modos.

sábado, 18 de diciembre de 2010

No estamos solos

Este blog se titula DESDE TERUEL; pero, ¿desde cuál de ellos? Hoy, al consultar la temperatura local en Internet, el informe no puede ser más exhaustivo, ya que a los - 11º negativos de este Teruel aragonés, se suman los 24º positivos de otro Teruel, en Colombia, los 18 º igualmente positivos de un Teruel, en Cuba, los 17º de Teruel, en Costa Rica y todavía aparece último Teruel, en Pueblo, Méjico, que alcanza los 9º sobre cero.
No estamos solos. Cinco poblaciones en el mundo llevan el mismo nombre, fundadas muy probablemente por descubridores y misioneros de América, provenientes de estas tierras, como fray Juan Piquer, natural de Anento, donde nace en 1742, misionero en California y cuyos restos descansan en San Diego, California; fray Pascual Núñez Joaquín, de Luco, incansable misionero en San Gabriel, uno de los primeros descubridores del río Colorado; fray Vicente Pascual, que establece su centro de trabajo en San Gabriel; fray Miguel Francisco Sánchez,
de Burbáguena, que cursa en el Ateneo de este mismo convento de San Francisco de Teruel, y que, en California, comparte su labor misionera con fray Francisco Palou, famoso misionero compañero y biógrafo de Junípero Serra, recorriendo las misiones de San Diego, Monterrey y San Diego, donde muere en 1803; fray Raimundo Piquer, oriundo de Calamocha, que, desde el centro misionero de Ocopa, ejerce su quehacer a lo largo del río Ucayali, en la selva peruana, donde muere a manos de los indios ribereños; y fray Eugenio Monrós (Cuencabuena), fray Francisco Lázar (Torrijo del Campo) fray Joaquín Navarro (Albentosa) fray Ramón Calvo (Berge), etc...
       Los historiadores de Indias dirán, si procede.
Pero no estamos solos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

San Francisco y los belenes

Hay veces en que, en un belén, aparece la imagen de san Francisco, y quien no sabe qué relación existe entre ambas realidades se pregunta pasmado qué hace ahí un  santo de época muy posterior al nacimiento de Jesús. No es la fidelidad histórica la que inspira ese aparente anacronismo, sino el hecho de haber sido el santo de Asís quien, una navidad, en el convento de Greccio, tuvo la singular y afortunada ocurrencia de representar al vivo, con personas de la cercana aldea y él mismo, el misterio de Belén.
Fue su manera enamorada de ir y acercarse a quien, enamorado del hombre,  venía y se acercaba tanto a él.
La costumbre de rememorar el nacimiento de Cristo de modo tan plástico, como se viene haciendo en todas partes desde entonces, fue difundida por los franciscanos y arraigó de tal manera en la tradición popular de las fiestas navideñas, que es rara la iglesia y hogar cristiano donde no haya un rincón donde se siga montando el belén, al hilo de la fantasía y la alegre creatividad de cada cual. ¿Qué menos que seguir manteniendo ese lazo espiritual entre el belén y la devoción creadora de ese amante de Jesús que fue Francisco de Asís?

jueves, 16 de diciembre de 2010

El real Convento de San Francisco, de Zaragoza

Nada queda del Real Convento de San Francisco en Zaragoza fue fundado a instancias del infante D. Pedro, hermano de los reyes D. Alfonso III, D. Jaime II y D. Fadrique de Sicilia e hijo de D. Pedro el Grande y Dª Constanza. Muerto en el cerco de Mayorga, en Tordehumos, fue enterrado, pro propia  lo había dispuesto en su testamento, en “su convento de Zaragoza, donde se ve su magnífico sepulcro. Fundación real, al fin, explica que en su iglesia figuraban mausoleos de las familias de más alta alcurnia como los infantes D. Sancho y Dª. Isabel, sus hijos y los de su mujer Dª. Teresa de Entenza. Yacía allí igualmente el cuerpo de la reina Dª. Teresa de Entenza, primera mujer de D. Alfonso IV, como mostraba la efigie de su sepultura. Igualmente, dormían allí los restos del infante D. Fernando, en un sepulcro de mármol situado en el presbiterio, enfrente de la puerta que daba a la sacristía. No olvidemos tampoco la memoria del santo religioso que fue fray Francisco de Aragón, 1480, cuyos restos guardaba igualmente la iglesia.
Fueron muchos los religiosos de este convento acreditados por muchos modos, como, por la santidad de sus vidas o la profundidad de sus conocimientos, el venerable Juan de Aragón, confesor de Pedro IV y Arzobispo de Callera, a quien se considera hijo eximio de este convento, porque aquí se formó, confesor del rey D. Pedro IV. Se le tiene por el apóstol milagroso de Bosnia y Croacia, donde ejercía su ministerio por los años de 1340. Y es igualmente destacable la memoria de uno de los músicos más celebrados de la península, músico ciego, fray Pablo Nasarre, nacido en Zaragoza en 1664, discípulo de Pablo Bruna de Daroca, cuyas obras sobre técnica compositiva, como Escuela Música según la práctica moderna, alcanza calidad de obra enciclopédica, maestro a su vez de grandes organistas de capilla.
No sólo contaba con el beneficio del arrimo real el Real Convento. El mismo rey Alfonso II, tomó “bajo su amparo a todos los conventos de Aragón y la Corona, y les daba la franqueza y la salvaguardia para cuanto se les ofreciera”, como nos recuerda el historiador José A. Hebrera
No estuvo exenta, con todo, la fundación del convento de reservas y dilaciones, por la enconada oposición que ofrecieron los Jurados y Consistorio de la ciudad al traslado de los religiosos del antiguo convento al del Coso, justo en el lugar llamado las Huertas del rey, contienda en la que no se duda en apelar a Roma, hasta que interviene y resuelve tan reñida contienda de un plumazo la mano recia del rey D. Pedro el Grande de Aragón, que además patrocina personalmente la fundación: “Y desde ahora nos instituimos y declaramos Patrono de dicho lugar, por especial gracia y amor que tenemos a los religiosos”, declara paladinamente el rey en su decreto que se pregonó en toda la ciudad.  Es justamente el infante D. Pedro, hijo de D. Pedro el Grande, quien determina la fundación del convento el año 1282, concluido en 1286.
Entre los personajes insignes que han morado en sus claustros figuran los mismos infantes D. Pedro IV de Aragón y su hermano D. Jaime, Conde de Urgel, hijos de D. Alfonso el Benigno y Dª. Teresa de Entenza, que, muerta la reina, hubieron de sufrieron la animosidad de Dª. Leonor de Castilla, con quien casa el rey en segundas nupcias.
Nombrado rey de Aragón D. Pedro IV, gratificaría con esplendidez al convento donde había convivido gratamente con los religiosos de la comunidad franciscana, cuando ejercía el cargo de guardián fray Francisco Caballero.
El convento pasó momentos críticos como ocurre con la guerra de los Pedros, cuando, tomada la ciudad de Tarazona por los castellanos, la iglesia estuvo a punto de ser demolida por los hombres de armas que se preparaban para defender Zaragoza, a fin de evitar que el adversario se hiciera fuerte en sus muros. La estrategia militar aconsejaba el derribo de las dos puertas de la iglesia, la que da al Coso y la lateral. De hecho, torres y edificios próximos al Ebro, fueros derribados sin dilación.. Durante el tiempo que dura la epidemia de la peste de 1340,  convento e iglesia sufren el abandono de los frailes durante once años Eran los años de 1338 . Al regreso de los religiosos, fue el esforzado fray Juan de Tauste, quien emprenda la obra de reconstrucción del edificio.

Las interminables obras de la iglesia se había comenzado el año 1286, y se le dio fin en el año 1399.
La Historia del Real Convento es en muy buena parte la historia de la Provincia franciscana de Aragón, centro espiritual que nutrió de espiritual bonaza a otros muchos conventos de España. Y es que los avatares que han conmovido los cimientos de este convento, han hecho historia.
De este convento de Zaragoza surgirían los religiosos que, ganosos de una mayor fidelidad a la observancia evangélica, fundarían el primer convento observante en Manzanera, Teruel, el año 1378: fray Raimundo Sanz, fray Sancho de Fababuj y fray Antonio Monrós.
La guerra de la Independencia de 1808 deja asolado en muy buena parte el edificio conventual; persiste todavía la esbelta torre mudéjar de la iglesia, de tres cuerpos, donde se aprecia la nave central de la iglesia y sus dos cuerpos laterales para la capillas que quedan entre los tramos que forman los contrafuertes, y el portal de entrada al convento, coronado con tres torrecillas igualmente mudéjares, como patentiza un gravado de la época, donde todavía se aprecian restos de la Cruz del Coso situada frente a la fachada del convento. En la siguiente embestida de las tropas invasoras, la obra desoladora de las minas francesas para romper el cerco es total. De sus ruinas, saldrá un convento nuevo, que prolonga su existencia hasta 1835, en que Mendizábal decreta lamentablemente su extinción. ¿Dónde están su riquísimo archivo, su biblioteca insustituible, sus antiguas obras de arte, sus restos memorables?  

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Las vocaciones hoy

Se habla de una ley pendular que rige los destinos de la historia. Existe también entre poblaciones distantes que la cultura separa y discrimina.
En la cultura occidental, hay unanimidad en denunciar que hoy la vocación religiosa es un bien precario. No es para menos. Seguir a Cristo por empinadas rutas evangélicas, supone una buena dosis de amor de Dios y austeridad. Es mucho lo que el joven actual, con escasa formación en general y obsesionado con vivir sin trabas los halagos que ofrece tan fácilmente el sexo y las diversiones, ha de renunciar.
La juventud y su educación son exponente de nuestro tiempo. El mundo de los países ricos está lejos de Dios, porque el dinero y su codicia son la deidad que lo sustituye. Y Dios sigue llamando al banquete de bodas de su Hijo, por más que sólo obtenga excusas, olvidos, desaires y dilaciones. Es explicable que busque en las encrucijadas de los caminos de otros continentes, mejor dispuestos a la pronta respuesta, entre asiáticos y africanos.
Esta iglesia joven sabe que para seguir a Cristo hay que obsesionarse con ese otro atractivo espiritual del amor a los pobres como él, a los perseguidos como él, a los olvidados de los pueblos ricos, como él, a los que se saben amar entre sí como él, como ellos. Y las bienaventuranzas florecen a la sombra de las iglesuelas  pobres de sus pobres poblados.
Jesús sigue llamando. Jesús sigue siendo el camino y, aquí o allá, no le faltarán nunca seguidores, a pesar de las asperezas de su cruz.

martes, 14 de diciembre de 2010

El mal, la divina misericordia y el perdón

         Hay a quienes el problema del mal les obsesionan de tal modo, que se devanan los sesos dándole vueltas a una incógnita cuyo planteamiento tal vez no acertamos formular correctamente. Se preguntan desalentados cómo ha de armonizarse su existencia y la bondad divina.
Al mal hay afrontarlo desde ángulos menos hoscos que los que desalientan a quienes no alcanzan a hallarle solución. No es quizá tanto la solución, cuanto el remedio lo que hay que procurar, buscándolo en la profundidad de las entrañas misteriosas de Dios.
Con motivo de la festividad de la Inmaculada Concepción, Benedicto XVI prefería ver este asunto de más amable manera, cuando dice que “la gracia de Dios es más grande que el pecado”, el mal por excelencia, y que “la misericordia de Dios es más poderosa que el mal y sabe transformarlo en bien”. Sobre todo, eso, sabe transformarlo en bien. Se entiende así que esta consideración resulte más alentadora y pertinente.
Saber que esa forma de amor compasivo de Dios hacia el hombre que es su misericordia, nos permite desandar el camino de nuestras torpezas y desvaríos para dar de nuevo con él, apaga los más intrincados desvelos y serena la mente más angustiada. ¡Bendita gracia la que atesora el perdón de Dios, que nos restituye la amistad con él que nunca debimos perder! Vueltos a él, la alegría consecuente que conmueve el corazón de Dios, no puede menos de suscitarla también jubilosa en el nuestro.

lunes, 13 de diciembre de 2010

La fe en último trance

          Sucede en ocasiones que una necesidad imperiosa, no una fe firme, es la que nos mueve desasosegados a pedirle a Dios con ahínco que nos oiga, porque de pronto nos desfonda el diagnóstico de una grave enfermedad que acaban de detectarnos. Todos nuestros cimientos se resquebrajan y el mundo se nos viene encima. Y es entonces cuando reparamos en el inmenso valor que realmente tiene el don de la vida, ya en el filo de su pérdida irremediable, y nos acordamos de que Dios existe, ¿cómo no?
Jesús sabía muy bien, entonces, lo que hacía cuando dos ciegos le siguen ansiosos pidiéndole atropelladamente que les restaure la luz que no tienen, y antes de proceder a curarlos, les pregunta si verdaderamente creen que él puede iluminar su oscuridad como ellos pretenden. Sólo entonces, cuando les ve profesar con firmeza la fe que han puesto en él, Jesús les abre los ojos a la luz que desconocen.
No es buen consejo esperar a ir a Jesús al hilo de un percance, para que nos escuche y ponga su mano acogedora en nuestro hombro. Aprendamos a escucharle a él todo los días de nuestra vida, que es el modo amoroso de tenerle siempre propicio

domingo, 12 de diciembre de 2010

Incógnitas de nuestro tiempo

Hay términos en el lenguaje que si consultamos cuál pueda ser su origen etimológico, nos retrotraen a remotísimas etapas de una difícil prehistoria donde el hombre se debatía por la existencia, en y con la naturaleza, como ocurre con el verbo husmear, cuya raíz conservan, por eso mismo, lenguas tan distantes como el rumano y el vasco. Es lógico pensar que el latín fue el tamiz por donde pasó el término, de origen griego, de unas lenguas a otras.
Husmear es seguir el rastro de un animal por el olfato, y de ahí, rastrear en todas sus demás acepciones. La caza es su hábitat natural.
Muy fino tiene que ser el olfato de quienes, en la investigación científica, rastrean el dato ignoto o la ley oculta que da sentido a una tesis o resuelve un enigma. Y sin embargo, leo que hay unas diez incógnitas inextricables que la ciencia no acaba de dilucidar, como son la comprensión de la conciencia, el modo de normalizar el aumento imparable de la población, la posibilidad de disponer, grabadas en el cerebro, de nuestras más frescas experiencias, de aclarar si el espacio es o no infinito, la eventual opción de poblar un día otros mundos, de adivinar cuál pueda ser la próxima revolución industrial, llegar a saber qué es lo que había antes de la explosión energética del Big-Bang, si es que había algo, si existe un patrón que resuelva el misterio de los números primos, si no están errando quienes creen que reside en el pensamiento científico la norma para la construcción de un mundo mejor, bien que pueda contribuir a ello, si daremos, en fin, con el secreto de una segura supervivencia que el individualismo y dispersión no auguran.
Sobre todo ello hay mucho que decir y oponer, sobre todo cuando se encaran en la formulación de tales problemas comportamientos en los que, tanto el pensamiento sensato como la propia realización del hombre, ha de ser signados por la fe en un Dios que nos hizo y acompaña, porque Dios existe y la fe en él también.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Soñando todavía

De pequeño, las nubes eran un misterio para mí. ¿De dónde venían? ¿Quién o qué las empujaba siempre desde el mismo sitio? ¿Quién las empapaba de lluvia?¿Por qué, si eran blancas, a veces aparecían tan hoscas y oscuras?
Aquellos pequeños misterios insospechados eran mi infancia, que luego el tiempo se encargó de que se fueran desvaneciendo. Y hoy esas mismas cosas te dicen bien poco. Hasta las nubes han perdido buena parte de su atractivo. La mitología de los niños, los cuentos que iluminan de luces de color su fantasía, son amigos necesarios y beneficiosos, porque pueblan de poética belleza su mente y aguataban sus días tan pasajeros.
Dejadles soñar. No descorráis apresurados el telón de fondo de sus circunstanciales creencias. Dejadles ser niños. Era así como los amaba Jesús, que era la misma verdad, pero que de niño soñaba con el rey pastor que fue David, con el carro rojo de fuego de Elías, el bastón prodigioso de Moisés, los crucigramas indescifrables de Salomón, y tal vez, con temblores de pesadilla insomne, una fuente de gracia infinita que nacía de las cinco llagas de una cruz, en la que los malos pisoteaban a Dios por ser bueno.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Al habla con Dios

         Dios está. Es y está ahí a la vuelta de la esquina. Pero está en la medida que le hacemos presente en nosotros por la oración. Orar es bucear dentro de uno mismo donde la presencia de Dios es más inmediata, más verdadera. Nadie sino nosotros mismos tenemos la llave para entrar en las hondas estancias donde nos habita el alma.
El poeta valenciano Vicente Andrés Estellés, de cuya religiosidad poco cabe decir, me aseguraba que si había escrito un supuesto diálogo por teléfono con Dios, era porque sentía como si, de alguna manera, Dios le rondase en su torno, al seu voltant, decía él.
Dios no sólo está ahí; está todavía más adentro. Pensemos entonces en sus verdades, contemplemos sus misterios y dejemos que el corazón se derrame y diga abiertamente lo que la grandeza del amor de  Dios le inspire, sin acallar nunca su voz insinuante cuando sea él quien hable y nos deje ver quién es y cómo es, siempre amable, siempre cercano y condescendiente con nuestros imperdonables olvidos.
Orar es aprender a leer a balbuceos en la cartilla de Dios; saber dialogar con él, es saber estar en su presencia.

jueves, 9 de diciembre de 2010

En torno a las Florecillas

         Iriondo fue un amable pintor y dibujante religioso, no exento de elegancia, de la temática espiritual franciscana que informa las Florecillas de san Francisco, esa antología de tierna ingenuidad pensada desde la espiritualidad que preside y acreditó el santo con el testimonio de su propia vida.
Florecillas, en general, llamaban en la Edad Media a las antologías de episodios ejemplares espigados entre los atribuidos a un santo determinado.
No le pidáis rigor histórico a una biografía legendaria del santo y sus primeros seguidores. Es un trasunto primoroso de la vivencia entusiasta del evangelio, entendido llanamente y sin tapujos por aquel grupo itinerante de frailes menesterosos. Bastaría complacerse en el aroma fresco y puro de su simplicidad y belleza espiritual, donde se destila lo mejor del corazón humano. En todo caso, el ambiente que envuelve todos sus episodios se refleja en la verdad de la forma de vida mantenida por aquellos humildes religiosos, que hicieron del desprendimiento, de la alegría de vivir fraternalmente el evangelio, del amor a la naturaleza amiga y de la pureza de corazón, el fiel que ayuda a sopesar equilibradamente el beneficio impagable de la bondad y el parabién de esa sonrisa de poner amor donde hubiera animadversión, como instrumentos de la paz de Cristo.
Por algo, las Florecillas son uno de los libros más traducidos y editados en todo tiempo y en todas partes.
En alabanza de Cristo. Amén

miércoles, 8 de diciembre de 2010

María, Virgen y Madre

        Algo tendría María para que Dios se fijara en ella de tan selectiva y excluyente manera. En el momento justo, eligió, entre todas las posibles, él sabe por qué, a la mejor madre. Incluso aceptando que habría otras que hubieran representado a las mil maravillas su papel maternal con toda la delicadeza y ternura del mundo, algo más tendrías María para que la elegida fuera ella y no otra. Su carne blanca y pura, el brillo estelar de sus ojos, la bondad intachable de su pecho, ¡vaya usted a saber! Pero algo tendría que no tenían las otras. Era el momento justo y ella la mujer idónea. Y el Espíritu de Dios, sin más demora, adecuó aún más el belén primerizo de sus entrañas, a la espera del otro, para inseminar su vida con la inefable de Dios, transfigurándola.
Algo tendría. Y si los ángeles le llevaron el mensaje divino que la declaraba Madre de Dios, ¿qué menos que nosotros, hermanos de Jesús, animados desde el bautismo por el mismo Espíritu divino que le hace humano a él, Madre espiritual podamos declararla nosotros también a María con filial entusiasmo?
Algo tendría. Pero a María la envuelve el misterio en las manos de Dios.
Dios te salve, María, que has obtenido de Dios la gracia infinita de ser Madre suya en la persona de su Hijo, Dios te salve porque has creído, porque te has congraciado con Dios. Dios te salve, limpísima Madre nuestra.

martes, 7 de diciembre de 2010

Abuso de lo sagrado

Una cosa es usar y otra muy distinta abusar. Abusar es, dice María Moliner “hacer uso excesivo de una cosa en perjuicio propio o ajeno”. Se abusa, por ejemplo, de lo sagrado con fines envilecedores que lo banalizan.
Lo sagrado limita con el misterio, y es lo que aclara que, tanto determinada literatura novelesca inscrita en lo comercial, como cintas cinematográficas que se complacen en relatos más o menos terroríficos, usan de lo sagrado como ámbito misterioso donde prive el miedo a lo desconocido, alimentado por supuestos lugares secretos asignados por lo corriente a monasterios tenebrosos y a remotas iglesias nebulosas, en cuyos oscuros recovecos surcados por horribles murciélagos, habitan aves de mal agüero.
Los recursos de que se echa mano resultan manidos y escasamente originales: sombras fantasmales que apenas vistas desaparecen, puertas ocultas con escondidos resortes que dejan franca la entrada a recónditos corredores, donde sombras sospechosas, telarañas y alguna que otra momia desvencijada, siembran el terror a cada paso, poniendo los pelos de punta al más pintado. No falta, como en la morfología de los cuentos clásicos, el objeto mágico que suscita encontrados afanes y desavenencias irreconciliables, como el códice polvoriento cuya indescifrable escritura y extraños galimatías desvelan ignotas teorías de mapas que ocultan tesoros.
En ocasiones, el afán de urdir un ambiente misterioso no se detiene en recurrir a morbosas teorías donde se deja en cueros la autenticidad histórica o se conculcan verdades cristianas blandiendo la bandera roja del escándalo, con tal de asegurar pingües beneficios comerciales al producto. Es de ver cómo hoy Maquiavelo se preocupa tanto del sonido metálico del dinero, de modo que sus principios envilecedores no sólo están todavía vigentes; están en auge. Todo vale.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Frío con denominación de origen

        Damos por cierto que el negro es ausencia de color, mientras el frío lo es de calor. Sucede en cambio que, si el negro no lo vemos porque no está a la vista, está sólo su vacío misterioso, lo lógico sería que el frío no se sintiera como una realidad que tampoco está. Se nos dirá entonces que no seamos ingenuos, que al mirar algo negro, percibimos el objeto donde los colores faltan y a esa percepción la llamamos oscuridad, opacidad, negrura. Está claro, ¿pero y el frío? ¿Está o no está? Se nos dice entonces que la sensación incómoda que nos hace tiritar y hasta puede dejarnos maltrechos, es justamente la falta de algo tan necesario para la vida como el nivel de temperatura que la hace posible. A menos temperatura, menos calor, hasta grados que consideramos fríos. Ni existe el negro ni existe el frío. Un niño nos miraría raro con desdeñoso escepticismo.
Conclusión. Lo negro hay que pintarlo para evitar la extrema seriedad con que vestimos el luctuoso concepto de la muerte; y en cuanto al frío, hay que paliarlo con algo más que frotarse las manos y ponerse una bufanda, para desterrar toda posibilidad de catarros y alifafes afines. Y no hay más que decir. ¿Verdad que sí, pequeño?

Pero, ¿y el mal? El mal es ausencia de bondad y tiene mal arreglo, aunque lo tiene. San Francisco decía, por ejemplo,

                     donde haya odio ponga yo amor;
                      donde haya violencia, ponga yo paz, 
                    donde haya tinieblas, luz,
                    donde tristeza, alegría...

domingo, 5 de diciembre de 2010

Las preguntas de Jesús

         Jesús viene a nosotros para devolverle a Dios el corazón distraído del hombre, y le preocupa, dado el clima de desconfianza y renuencia que difunden sus adversarios entre la gente, averiguar cuál sea la resonancia que obtiene el anuncio de le Buena Nueva en sus oyentes. Pregunta por eso, aquí y allá, por el nivel y calidad de la fe en su persona, a unos y otros.
-¿Quién dice la gente que soy yo?
Los discípulos le informan que quienes viven encerrados a cal y canto en el reducto tradicional de la Antigua Alianza, le incluyen entre sus profetas más preclaros; no salen hacia él, sino que prefieren considerarlo dentro de las paredes de su recinto mosaico.
- ¿Y vosotros? ¿Qué es lo que pensáis vosotros de mí?
Ellos sí; ellos creen en el Hijo de Dios que vela su persona humana.

A unos ciegos que, pugnando por obtener del contacto prodigioso de los dedos de Jesús el inapreciable don de la luz, le siguen ansiosos por que les abra los ojos al mundo, les pregunta hasta qué punto creen que es posible lo que desean. Y el aval que garantiza la fe puesta en su persona, bien vale la curación ansiada con tanta firmeza.
El Reino de los cielos tiene una puerta más bien estrecha y la llave que nos la deja franca no es otra que saberse de memoria a Jesús y confesarlo abiertamente.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Las primeras nieves

         El invierno, que este año nos llega presuroso y tiritando de frío, ha ensayado durante la noche sus nieves primerizas, tímidamente todavía, blanqueando los rojos tejados, pero farruco y amenazante, siempre dueño de sí mismo. La gente más entrada en años, al seleccionar sus recuerdos más exclusivos, nos habla de que, en tiempos, nevaba más y mejor. No siempre, pues, para ellos,  el pasado fue peor,
Hay,pues, un desgaste progresivo del tiempo, porque lo hay en las capas protectoras del ozono que envuelve nuestro planeta, un planeta egoísta que no cuida sus expectativas de pervivencia, lo que explicaría el afán de búsqueda de otros planetas más o menos habitables en la lontananza del espacio infinito, a distancias insalvables para nuestro establecimiento en ellos, sólo que el hombre necesita soñar.  
         Los sueños felices, como el tajo abismal del olvido, absorben y borran muchas cosas o las dejan esmeriladas y sin cantos agresivos que nos hieran los costados de la existencia. Soñar así es evadirse de lo que nos incomoda. Nos incomoda pensar que un día el planeta se nos han haya vuelto inhabitable de tan contaminado y sucio. Hacia ahí vamos de modo imparable y a la carrera. Y entonces, ¿dónde ir?
Nada ni nadie nos impiden recitar dramáticamente altivos, como Calderón: Los sueños sueños son. Soñemos, alma, soñemos.

viernes, 3 de diciembre de 2010

La fe en sí mismo

         Hoy se pregona mucho que hay que tener fe en si mismo, y se comprende que se le predique al que ha perdido la autoestima, o como suele decirse, la tiene baja.
Un hombre amilanado, achicado, no vive su vida con plenitud. Está encogido y su apocamiento le impide realizar lo que realmente puede y sueña que debería hacer. Necesita creer en sí mismo y recuperarse convencido de que puede más de lo que cree. Sólo que no hay mejor manera de tener fe en uno mismo, que tenerla puesta en Dios. Quien se fía de Dios, como confesaba Pablo, “sé de quien me he fiado”, consigue tener tras de sí el respaldo más firme. Él respalda y anima nuestra fe. Sin él, Pablo no hubiera podido soportar el peso formidable, casi increíble, de sus contrariedad sin término.
Me viene a la memoria la estampa ubérrima de esos naranjos cuyas ramas, vencidas por el encendido peso de la fruta, amenazan troncharse de un momento a otro, lo que se impide apuntalándolas con solícitos tutores.
Dios es nuestro rodrigón más eficaz y cercano. Y a poco que intentemos comprobarlo, sabremos, felices, de quién nos hemos fiado.

jueves, 2 de diciembre de 2010

El misterio navideño de Jesús

          Los belenes, cuya tradición se inicia en el primero que escenificó san Francisco de Asís, no es un simple entretenimiento infantil, aunque así lo parezca, sino un intento de sensibilizar el misterio del nacimiento de Jesús, palabra de Dios encarnada en María
Fray Alfredo Colás prosigue en Teruel esta tradición franciscana de montar belenes por estos días previos a la navidad, y le falta tiempo para atender a las numerosas demandas que recibe desde otras demarcaciones comarcales.


Ya tiene nombre el que, con notables variantes, monta todos años en nuestro convento, del que suelen hacerse eco los medios de comunicación. Y a estas alturas, ya muestra trazas de convertirse en meritoria realización el que va confeccionando en nuestra casa.

          Arte efímero el de estos conjuntos de paisajes soñados y figuritas navideñas, motivo de encantada emoción para los niños, al tiempo que contribuyen a poblar de júbilo el ambiente de estas fiestas entrañables. Y es que precisamente desde la empequeñecida belleza de las cosas sencillas, es donde mejor recordarnos el misterio esperanzador del nacimiento de Jesús, que justo para hacerse como uno de nosotros, tuvo que empequeñecerse él también.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Médico de cuerpos y almas

         La escritora inglesa recastada en EEUU, Taylos Caldwel, se consagró como novelista, con un relato de ambiente histórico, Médico de cuerpos y almas, que novela la supuesta vida y milagros del evangelista san Lucas, cuya traducción al español alcanza la duodécima edición.
Parte la autora de una noticia de san Pablo, que lo considera compañero suyo y médico acreditado, de cuya referencia la escritora deduce su asistencia a la destacada escuela médica de Alejandría y los consiguientes viajes, mar adentro, entre dicha ciudad y Roma, lo que le brinda la ocasión de describir el ambiente decadente y promiscuo de ambas ciudades y la sordidez de las galeras, servidas por desatendidos esclavos.
En general, se trata de una novela intensa y minuciosamente descriptiva y lineal, muy lejos de la técnica novelística actual, pero que capta y entretiene el interés del lector y reproduce con extrema fidelidad los abusos decadentes de una época que queda así perfectamente ambientada.
El evangelista Lucano, joven sobradamente dotado y médico meritísimo, hace gala de una esmerada educación, lo que junto al contacto con amistades judías y cristianas, le van preparando para el conocimiento y aceptación final de la fe cristiana, no sin antes superar el agobio de haber buscado a tientas el rastro que le conduzca a ese Dios desconocido y previsto que llene sus apetencias. Diversos testigos de la vida, muerte y resurrección de Jesús, le van poniendo al tanto de quién fue verdaderamente ese Dios tantas veces atisbado y que de manera difusa le ha acompañado siempre con sus favores, al tiempo que irá él poniendo por escrito cuánto le declaran unos y otros sobre la figura de Jesús, que queda sí colocado en el centro de un juego de espejos testimoniales que cubren los sucesivos espacios y calidades del Rabí de Nazaret. Pilatos, Herodes, Juan, Santiago, cristianos fervientes que le van saliendo al camino y, al final, la propia Virgen María le suministran todo el material que necesita para bosquejar la figura y mensaje salvador de Jesús.
La obra, al fin y al cabo de ficción, no resiste una análisis histórico riguroso, pero retrata el ambiente histórico de la época con vívida fidelidad.