Podíamos nosotros añadir también. ¿Quién dice Jesús que es él?
Un niño italiano de corta edad escribía a Jesús preguntándole lo siguiente. Querido Niño Jesús: ¿Tú cómo sabías tú que eras Dios?
No sé si el Niño Jesús le ha hecho llegar la respuesta por alguno de los medios de los que suele servirse Dios para hablarnos. Pero, en todo caso, bien merece que alguien le ayude a salir de dudas, porque no es pregunta fútil, sino que lleva una llamita de sabia ingenuidad muy adentro.
Jesús se percata de que es el Mesías enviado por Dios a los hombres, en su bautismo, cuando el Espíritu Santo aletea sobre él revelando que es el Cordero de Dios, su predilecto, a quien corresponde cargar, como el Siervo de Dios, como Isaac, con la leña de nuestros delitos.
Hay, con todo, un pasaje, el más explícito de todos, que nos presenta a Jesús en la sinagoga de Nazaret, su pueblo, leyendo en Isaías los condiciones que identificarán al mesías, y acabada la lectura de texto tan esclarecedor, desvela a sus paisanos que él es exactamente ése salvador predicho por el profeta. Y con el tiempo, cuando, según Mateo, a la pregunta de quién creen sus discípulos que es él, Pedro le confiese como Mesías e Hijo de Dios, Jesús asentirá alegando que, una vez más, es el Espíritu de Dios quien revela tan altos misterios.
Fue también el Espíritu divino quien, a su tiempo, le hizo saber a Jesús que era Hijo de Dios, porque al Espíritu correspondía revelarle las verdades del Padre, que luego trasmitía Jesús a los suyos.
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