La escritora inglesa recastada en EEUU, Taylos Caldwel, se consagró como novelista, con un relato de ambiente histórico, Médico de cuerpos y almas, que novela la supuesta vida y milagros del evangelista san Lucas, cuya traducción al español alcanza la duodécima edición.
Parte la autora de una noticia de san Pablo, que lo considera compañero suyo y médico acreditado, de cuya referencia la escritora deduce su asistencia a la destacada escuela médica de Alejandría y los consiguientes viajes, mar adentro, entre dicha ciudad y Roma, lo que le brinda la ocasión de describir el ambiente decadente y promiscuo de ambas ciudades y la sordidez de las galeras, servidas por desatendidos esclavos.
En general, se trata de una novela intensa y minuciosamente descriptiva y lineal, muy lejos de la técnica novelística actual, pero que capta y entretiene el interés del lector y reproduce con extrema fidelidad los abusos decadentes de una época que queda así perfectamente ambientada.
El evangelista Lucano, joven sobradamente dotado y médico meritísimo, hace gala de una esmerada educación, lo que junto al contacto con amistades judías y cristianas, le van preparando para el conocimiento y aceptación final de la fe cristiana, no sin antes superar el agobio de haber buscado a tientas el rastro que le conduzca a ese Dios desconocido y previsto que llene sus apetencias. Diversos testigos de la vida, muerte y resurrección de Jesús, le van poniendo al tanto de quién fue verdaderamente ese Dios tantas veces atisbado y que de manera difusa le ha acompañado siempre con sus favores, al tiempo que irá él poniendo por escrito cuánto le declaran unos y otros sobre la figura de Jesús, que queda sí colocado en el centro de un juego de espejos testimoniales que cubren los sucesivos espacios y calidades del Rabí de Nazaret. Pilatos, Herodes, Juan, Santiago, cristianos fervientes que le van saliendo al camino y, al final, la propia Virgen María le suministran todo el material que necesita para bosquejar la figura y mensaje salvador de Jesús.
La obra, al fin y al cabo de ficción, no resiste una análisis histórico riguroso, pero retrata el ambiente histórico de la época con vívida fidelidad.
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