Jesús desecha en varias ocasiones las tradiciones que propalan los hombres, paralelas a la Escritura. La Escritura es palabra de Dios; las tradiciones, palabra de hombre.
Esas tradiciones avisaban de que Elías regresaría al mundo de los vivos a preparar la venida del Mesías. Los discípulos de Jesús, entre dos fuegos, no siempre saben a qué atenerse, y un día le proponen a Jesús sus reparos. Si él es el Mesías, ¿qué es de Elías, a quien nadie ha visto aún? Jesús , que no admite dicha cooperación, les responde que es Juan quien ha desempeñado el papel supuestamente atribuido a Elías.
En la Transfiguración, la figura de Elías corrobora con su presencia el misterio salvador de Jesús, verdad inconcusa que los discípulos son reacios a admitir. Esa es toda su colaboración, contribuir a que los discípulos entiendan el misterio de la salvación que Jesús les ha revelado, para lo que dialoga familiarmente con él, compenetrado con sus verdades. No es poco.
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