lunes, 14 de marzo de 2011

La última puerta

        Jesús ha ido desarrollando su enseñanza como quien teje cuidadosamente un tapiz pleno de motivos y matices. Con inmediatez a este momento definitivo, ha encarecido el beneficio vigilante de las lámparas siempre a punto, la solicitud en el negocio espiritual de administrar nuestros cometido, la urgencia de da cumplido rendimiento a los dones recibidos, porque el tiempo es siempre escaso y concluye sin avisar, y la mano de Dios pondrá a cada uno en el destino eterno que se haya labrado para bien o para mal.
Aciertos y desvíos son la llave que nos abrirá la última puerta que, cerrada luego, nunca más se abrirá. Y hay una divisa que distinguirá a unos de otros, el favor o indiferencia ante las necesidades de nuestros coetáneos. No hay otras luces desplegadas en nuestro horizonte, la noche o el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario