El cordón resume, como signo, la esencia prieta del carisma evangélico que profesa los seguidores de Francisco. Con su efigie han signado los franciscanos, como con un sello de su estilo de vida, sellos, escritos y monumentos. No por nada, el cordón rodea la fachada en piedra de la universidad cisneriana de Alcalá. Hubo una época en que ese cordón rodeaba la tierra, cuando se decía: O por fraile o por hermano, todo el muno es franciscano.
A José María Pemán, el hábito franciscano, en general, por su simplicidad, se le antojaba el más elegante de las vestimentas conocidas. A nosotros, al menos, el más querido.
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