martes, 1 de marzo de 2011

El cordón franciscano

         San Francisco de Asís, al disponer cómo han de vestir sus frailes, dice que han de ceñirse la túnica con un cordón, a diferencia del ermitaño que, como él mismo hizo en tiempos, se ciñe con un cinturón de cuero. El humilde cordón franciscano, al que la tradición añade tres nudos significativos de los tres votos, pobreza, obediencia y castidad, acabó por convertirse en el distintivo más representativo de la sencillez franciscana. De hecho, se llamó cordíjeros a los novicios que accedían a la Tercera Orden. El cordón es la prenda común a las tres ordenes franciscanas, fuere cual fuere el hábito distintivo.
El cordón resume, como signo, la esencia prieta del carisma evangélico que profesa los seguidores de Francisco. Con su efigie han signado los franciscanos, como con un sello de su estilo de vida, sellos, escritos y monumentos. No por nada, el cordón rodea la fachada en piedra de la universidad cisneriana de Alcalá. Hubo una época en que ese cordón rodeaba la tierra, cuando se decía: O por fraile o por hermano, todo el muno es franciscano.
A José María Pemán, el hábito franciscano, en general, por su simplicidad, se le antojaba el más elegante de las vestimentas conocidas. A nosotros, al menos, el más querido.

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