Esta parábola es como el lago donde las figuras de la realidad que se refleja
en su superficie azul, aparece con sus formas invertidas. Es un recurso que propicia la figura del contraste , tan frecuente en el evangelio. El rico Epulón que deniega
tender la mano al desventurado pordiosero, será quien, desposeído de todo,
tenderá sus brazos en vano hacia Lázaro en demanda de un mísero refrigerio que
también se le denegará.
Es una llamada de atención ante la sanción justiciera que impone el rigor de las ley del Talión. Por más que no es el conflicto dramático del relato en sí lo que
importa, sino el aviso que trasciende de él, que pretende llamar a tiempo a la
puertadesdeñosa de quienes miran con orgullosa displicencia la extrema privación de que adolece el menesteroso.
Se nos está reclamando que nos desprendamos con pronta alegría de lo que pueda aliviar la tristeza de
quienes, investidos como Jesús de su pobreza, se nos acercan, a veces avergonzados, para pedirnos un trozo
humilde de pan.
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