miércoles, 4 de julio de 2012

Los gerasenos y las falsas apariencias

    ¿Qué quieres de nosotros, hijo de Dios? Hijo de Dios es lo que define al mesías verdadero que es Cristo. No podemos esperar nada bueno de los enemigos de Dios, ni siquiera su aparente sinceridad, ya que entre las cosas que más cultiva el diablo están las falsas apariencias, que son lo que más se opone a la verdad.
    Tiene mucho de simbólico que esos diablos moren en un cementerio, el reino de la muerte, porque el pecado es vivencia de la muerte de Dios en el alma. En realidad, no disimulan su rechazo de Cristo, que trae la vida a los hombres.
    Los diablos, espíritus impuros, se hospedan en una piara de cerdos, animales impuros para los judíos, y se arrojan al mar, a la manera como los paganos de Egipto perecieron también en el Mar Rojo. Aquí los egipcios serian los invasores romanos. Jesús es el nuevo Moisés que libra al hombre de la esclavitud del pecado.
    Que él nos ayude a purificarnos de todo lo que no sea él y nos santifique con su presencia.

Reflexión: La silenciosa soledad de los domingos

    Parece un título de novela, pero evidentemente no ees sa mi pretensión. Es cierto que los domingos dejan desiertas las calles de la población. Este año, el calor de modo inaudito se nos ha vuelto extremadamente sofocante. El mar está cerca y los apartamentos, a ras de playa, gozan de una brisa suave y salobre que curte la piel y da descanso al cuerpo. No falta una capilla cerca que sanea el espíritu con sus celebraciones. ¿Quién da más? En el pueblo quedamos los de siempre, los españolitos de a pie.

Rincón poético

   LLOVIZNA

La lluvia es tan fina,
tan dulces sus dedos,
que me pongo en mitad de la calle,
los brazos abiertos,
para que me empape,
como a arena la sed del desierto.
Anclad esa nube
que se va tan lejos,
sujetad con garfios
y bridas el viento,
que sopla sus velas
surcando los cielos.
Que no se la lleven
sus empujes ciegos,
y llueva copiosa
como llueve incansable en invierno.
Que caiga la lluvia,
que es de gran provecho;
la lluvia nos limpia
por fuera y por dentro.
Es Dios quien la envía
igual para malos y buenos.

(De Andando el camino)

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