Ante la evidencia, no tiene más remedio de creer, pero no es eso. Jesús pide más a los suyos. Jesús no alaba la conversión ante la evidencia, sino a quienes creen resueltamente en él con fe firme, no por la fuerza del milagro, sino por amor a su persona divina. Tomás no está lejos de aquellos que pedían un signo.
La verdad es que hay quien no puede creer, aunque lo pretenda por sus solas fuerzas. Los mismos apóstoles nos enseñan que la fe es un don, que la fe la da Dios, y a nosotros nos corresponde agradecérselo, cultivarla y pedirle al Señor que nos la aumente, como favor con que el Espíritu de Dios nos privilegia
Reflexión: El lagarto de Galilea
Israel es un territorio surcado de arriba a abajo por el río Jordán, que transcurre por una falla volcánica de tierras negras, por las cenizas que entran en su composición. Se explica así que el lagarto de estas tierras se haya mimetizado con el terreno y haya adquirido un color negro intenso que lo afea y sataniza. Dos hileras de puntos blancos recorren en paralelo la espalda del bicho, que al saberse identificado con el color del suelo, ni se preocupa de quienes le observan, mientras no te acerques demasiado.
En las faldas del monte Hermón, existe otra de las rarezas endémicas del país: la llamada liebre de Galilea, un animal huidizo, de un tamaño superior al de un gato, que algunos dicen ser una variedad de visón. Malamente podría describirla, porque su recelo no lo permite
Rincón poético
TOMÁS APÓSTOL
¡Jesús está vivo!
¡Acaban de verlo!
Tomás, que no estaba,
se niega a creerlo.
- Mete aquí, Tomás,
en mi herida un dedo.
Sé humilde creyente;
no seas incrédulo.
¡Bienaventurado
será quien, sin verlo,
crea lo que afirman
mis testigos luego!
¡Espabila en ti
la fe de los ciegos!
¡Nadie más consigue
ver como ven ellos!
(De Andando el camino)
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